La de los obreros que están refaccionando el edificio del Colegio Nacional, del Liceo Paula Albarracín de Sarmiento y de la nocturna Santiago Cortínez, es una tarea de nunca acabar: mientras están levantando paredes y colocando rejas tienen que pintar por segunda vez las paredes de la fachada, porque los alumnos las rayan y las ensucian. Cuando comenzaron las clases el mes pasado, los alumnos de esos colegios se encontraron con galerías y aulas impecables, que todavía olían a pintura fresca. Pero eso duró poco: a sólo 40 días del inicio de clases, las paredes están rayadas y manchadas como si no las hubiesen limpiado en mucho tiempo.
El edificio, que es Monumento Histórico Nacional, comenzó a ser reparado en 2008. Entre las remodelaciones se incluía la de cambiar su fachada. Durante el desarrollo de las obras, el frente del colegio estuvo tapado pero, hace dos semanas, parte de las paredes pintadas de color amarillo claro quedaron al descubierto. Y, según comentaron las autoridades de uno de los colegios, pocos días después apareció la primera escritura: "Ely te amo. Diego". "Buscamos al Diego enamorado en todos los colegios, pero no pudimos dar con él. Por suerte, los obreros ya volvieron a pintar la pared y taparon el graffiti", contó una de las docentes que prefirió no dar a conocer su nombre.
Esa fue la carta de presentación del estado de las paredes en el interior del edificio. Ya que, según contó la docente, en las aulas y los pasillos aparecen inscripciones nuevas todos los días. Fibrones, lápices, lapiceras, tizas y borratintas, todo les sirve a los alumnos para dejar su marca en los muros del colegio que muestran nombres con letras raras y corazones con dedicatoria.
En las paredes también están los rastros de los estudiantes que se paran apoyando el pie en ellas y dejan la mancha gris. Y en el piso, la huella queda a través de los chicles, que una de las personas que limpia tiene que sacar raspando las baldosas con una pala de metal.
Lo único que se mantiene sin marcas son los baños nuevos, que también terminaron de construir a principios de este año.
"Es un problema de cultura", dijo la docente, que además contó que tratan de controlar que los chicos no rayen las paredes pero que es muy difícil porque son muchos. Y que los obreros dijeron que tienen directivas de no volver a pintar las paredes hasta que se haga la inauguración oficial de las remodelaciones porque "igual van a volver a rayarlas".
