La familia Montiveros viajó desde La Rioja exclusivamente para agradecerle a la Difunta Correa por haber escuchado sus súplicas. El pedido de la familia estuvo dedicado a Melisa, una de las hijas de la familia, que sufrió una infección que casi le provocó la amputación de su pierna derecha, luego de haberse herido con un clavo. Durante toda la noche Antonio, el papá, caminó mientras cargaba a Melisa sobre sus hombros. Mientras Elsa, la mamá, hacía lo mismo con Melina. Edgar, el único varón y mayor de los hermanos, los acompañó caminando.