La guerra de los mapas en línea se acrecenta. Inspirada en Wikipedia, Waze permite a los usuarios dibujar sus propios mapas. Obtener un mapa y direcciones en el auto solía requerir una inversión de varios cientos de dólares en un dispositivo GPS. La popularidad de este dispositivo provocó un rápido crecimiento en empresas como TomTom y Garmin, los fabricantes dominantes de "dispositivos de navegación personales", así como beneficios para aquellas empresas que suministraban mapas digitales, como Navteq y Tele Atlas.

En la actualidad, estos lucrativos negocios se enfrentan a nuevos retos provenientes de los teléfonos inteligentes y los mapas gratuitos, algunos de los cuales están siendo creados por los propios conductores. Waze es una empresa con sede en Tel Aviv (Israel), que cree que ha conseguido la clave para convertir los mapas y los datos de tráfico en un producto tan barato que nadie sea capaz de cobrar por ellos, ni siquiera la misma Waze. La empresa ha creado una combinación de aplicaciones para teléfonos inteligentes y sitios web que permite a los usuarios crear mapas e informar sobre las condiciones del tráfico dentro de un sistema similar a Wikipedia.

Los datos de tráfico, incluso los relacionados con la existencia de nuevas rutas, se recogen de forma automática a partir de las rutas y las velocidades de los usuarios, que también tienen la oportunidad de enviar datos de forma manual. La aplicación Waze ofrece indicaciones giro a giro en el teléfono inteligente del usuario, proporcionando una experiencia similar a la de usar un dispositivo GPS independiente. Por ahora el servicio funciona en Israel, Costa Rica, Malasia y otros pocos países, pero desde la compañía explican que el objetivo es reproducir en todo el mundo ese mismo éxito. Espera ganar dinero a través de publicidad basada en localización.

La mayoría de los mapas digitales se basan en datos públicos de organismos Gubernamentales como la Oficina del Censo de EE.UU. Sin embargo las empresas conducen por las rutas con vehículos especializados para recoger datos adicionales desde un conjunto de sensores. Tele Atlas, por ejemplo, utiliza camionetas con cámaras. Es este último paso el que permite a las empresas validar sus datos del modo requerido por clientes como las secretarías regionales de transporte y los fabricantes de automóviles. El negocio de los mapas ya ha sido duramente golpeado por los cambios tecnológicos: la combinación de teléfonos inteligentes y Google Maps ha permitido a muchos consumidores acceder en tiempo real a las direcciones sin necesidad de comprar un GPS autónomo. Como resultado, las ventas de estos dispositivos se están reduciendo. Google, que solía ofrecer sus mapas de forma gratuita, ha comenzado a cobrar a algunos desarrolladores derechos de licencia desde 10.000 dólares en adelante. Google Maps también parece estar a la búsqueda de negocios con las automotrices: ha hecho su primera aparición en un sistema de navegación incluido de serie, el del Audi A7.

El punto de partida de Waze son fuentes tradicionales de datos, como por ejemplo mapas de dominio público generados por el Censo de EE.UU., aunque también tiene 11 millones de usuarios en todo el mundo, los cuales envían automáticamente datos de viaje y geográficos a los servidores de Waze, siempre y cuando la aplicación se esté ejecutando. Esa información se utiliza para actualizar los mapas y proporcionar información de tráfico.

Waze está despegando en países que aún no disponen de buenos mapas digitales, como Costa Rica y Malasia. Porciones enteras del mapa mundial de carreteras están siendo completadas no por profesionales sino por ciudadanos de a pie con teléfonos inteligentes. Si los mapas están sujetos a las mismas fuerzas que han afectado a las enciclopedias en línea, entonces la historia está clara: el trabajo en grupo no es solo más barato que conseguir datos a través de expertos, también es potencialmente más rápido y preciso.