Como les pasa a muchos sanjuaninos, Tomás Escobar terminó la secundaria y armó su mochila para instalarse en Córdoba, la ciudad que le prometía ese estudio universitario que no le ofrecía la provincia. Quería estudiar Ingeniería en Computación, un rubro que había comenzando a investigar desde pequeño. Sin embargo, la carrera en cuestión no lo cautivó como pensaba y abandonó a los pocos semestres. Su argumento era lógico: tenía más resultados en sus horas y horas de navegación por Internet que en las propuestas académicas. Así fue que logró Cuevana, un sitio de Internet amado por los miles de usuarios que alguna o muchas veces accedieron a él para ver online películas o series de televisión. Pero a la vez defenestrado por otros tantos que inclusive lo llevaron a diferentes instancias judiciales. De todos modos esta primera y exitosa experiencia virtual fue lo que animó a Tomás, a sus 25 años (casi 26), a seguir "buceando" en la red. Ahora creó junto a otros colegas otro emprendimiento tan revolucionario como Cuevana. Se trata de Acamica, una plataforma educativa que brinda cursos online para fanáticos de la informática, rompiendo el método de enseñanza tradicional. Este espacio virtual no sólo tiene seguidores cautivos sino que ya cosechó sus primeros premios.
Mi objetivo nunca fue buscar un título universitario, sino buscar conocimientos y herramientas que pudiera aplicar a nuevas cosas que me apasionan. Para mí lo fundamental es el aprendizaje pero claro que un título no garantiza aprendizaje. En nuestra sociedad está tan instalado el tema de necesitar un título para "ser alguien", que hoy en día muchos no buscan aprender, sino sólo pasar exámenes que permitan obtener tal título.
La universidad puede ser una gran herramienta para muchos, aunque en mi caso preferí seguir otro camino para desarrollarme y crecer.
Creo que definitivamente Cuevana fue un gran aprendizaje que me permitió expandir mis conocimientos, pero también superar desafíos muy interesantes que eventualmente me formaron y me hicieron crecer mucho en muy poco tiempo. Fue un despertar. Me abrió los ojos a un mundo de oportunidades.
Cuevana nació como un hobby, un experimento para seguir puliendo mis habilidades técnicas en un área que me interesaba en el momento pero terminó explotando en mis manos, superando cualquier tipo de expectativas. Hoy en día ya no sigo involucrado activamente en el proyecto. Actualmente es de código abierto, donde toda la comunidad puede colaborar con su desarrollo.
Formamos un muy buen equipo (somos 4 socios fundadores) y ese fue el puntapié inicial. No fue inmediato, debimos pulir ideas y conceptos durante un par de meses, pero estábamos todos alineados hacia dónde queríamos ir. Hoy ya llevamos 2 años dedicados full-time a Acamica que es una plataforma de aprendizaje en línea para formar en las habilidades de tecnología más demandas del mundo. Nuestra premisa es que en 6 meses, con la dedicación adecuada, te ayudamos a convertirte en diseñador o desarrollador web (próximamente mobile) e insertarte en el mercado laboral.
No vemos a la educación como un producto, algo que comprás y completás una vez, sino como un servicio a lo largo de toda la vida. Por eso tenemos un modelo freemium, donde podes empezar gratis y, si necesitas acelerar tu aprendizaje, podes suscribirte por sólo $100 por mes.
Actualmente tenemos casi 90.000 usuarios. Hay muchos usuarios de San Juan, lo cual nos pone muy contentos porque demuestra que hay mucha gente en la provincia que entiende que la tecnología es el futuro (y el presente) y quiere involucrarse, ser parte de esta gran comunidad que crece día a día.
Como startup, buscamos aprovechar nuestras ventajas en comparación a entes más grandes y complejos como universidades para brindar nuestro aporte a la educación. Eso nos permite innovar rápido, con una dinámica que la universidad no puede alcanzar por su naturaleza. Por eso es que nos amoldamos tan bien en el ámbito tecnológico, que necesita de este cambio y actualización constante, y es por eso mismo que casi 100.000 usuarios confían en nosotros a la hora de aprender tecnología.
Por eso es fundamental mantener motivado al estudiante. Todos sabemos lo mucho que cuesta ver la ganancia de algo a largo plazo, por eso descubrimos que es clave acortar los tiempos de retorno de la "inversión del usuario", en este caso su tiempo y dedicación.
Así, buscamos que el usuario aprenda haciendo, y realmente pueda aplicar lo que va aprendiendo sobre la marcha, de manera escalonada, y que no tenga que esperar años para ver ese resultado de su progreso. Que tenga la sensación de logro constante. Para nosotros ésa es la motivación que nos empuja a ir más allá, a continuar y finalizar metas.
En mi humilde opinión, si el sistema educativo tradicional puede mejorar eso, considero que podría bajar sus índices de deserción, y al mismo tiempo lograr que más estudiantes dejaran de intentar sólo aprobar exámenes, sino involucrarse activamente en mejorar y perfeccionarse día a día.
Tenemos mucho trabajo por hacer en Acamica por los próximos años. Es que trabajar en mejorar nuestra educación es algo que nos tomamos muy en serio y sabemos que es una meta a largo plazo. Buscamos brindar nuevas oportunidades laborales y potenciar a los jóvenes en todo el mundo, basándonos en la tecnología, su escalabilidad y bajos costos.
En ese sentido, me gustaría poder ayudar a que San Juan empiece a ofrecer cada vez más oportunidades y herramientas para que los emprendedores se animen a apostar por emprender en tecnología, entendiendo que el mercado no es local, sino global. La tecnología no tiene límites geográficos, hay que animarse a mirar más allá. Realmente podemos crear un ecosistema que genere un impacto altamente positivo en la economía, con mucho trabajo local y exportación de alto valor agregado al mundo. Esa aspiración de posicionar a San Juan como referente tecnológico en el mundo es algo que por momentos me desvela. Sería una buena razón para volver.
