Tomás Venerando es jugador de Trinidad de la categoría 2000. El pequeño juega con lentes deportivos ya que tiene una malformación congénita en el ojo izquierdo que le impide ver sin anteojos.

“Hace cuatro años que los usa. Son lentes especiales para el deporte”, dijo Verónica Venerando, la mamá del pequeño.

Estos anteojos son de siliconas, material que impide que se rompan con los golpes.

“Si me los saco no veo nada, pero no me molestan porque son recómodos. Me gusta mucho jugar a la pelota y soy defensor, pero también hago goles”, comentó el pequeño.

Tomás, que hace cuatro años que juega al fútbol, tiene una gran pasión por este deporte que se agrandó cuando su papá, Elías Roberto, lo llevó al club León. “Mi papá me llevó para jugar, pero no tengo que descuidar la escuela. Ya pasé a quinto grado”, cerró el chico.