"Le sacamos zapallos a las piedras", graficó José Tejada. El Ayudante Primero del Servicio Penitenciario es uno de los responsables de una actividad que revivió en el Penal de Chimbas y que tiene orgullosos a efectivos y reclusos.
Es que después de 15 años volvieron a sembrar y cosechar verduras dentro de la unidad carcelaria, una acción que involucra a unos 15 internos y que tuvo tan buen resultado que ahora no sólo trabajan para la próxima siembra, sino que armarán una granja con criadero de gallinas y producción de huevos, todo para utilizar en las comidas diarias.
Si bien el Servicio Penitenciario alguna vez tuvo una chacra que se mantuvo hasta la década del "90, los problemas de riego primero y las construcciones de pabellones nuevos después hicieron que se perdiera.
Mayoritariamente plantaron semillas de zapallos y ajo y en las tres huertas (que sumadas no alcanzan a tener una hectárea de superficie) lograron una buena producción. Es que cosecharon 3.000 kilos de zapallo anquito y unos 900 kilos de zapallo de tronco, a la vez que levantaron 300 kilos de ajo y lograron sacar con éxito 200 kilos de ajo chileno, una variedad experimental del INTA. Todo fue destinado al consumo interno de los presos, mientras que guardaron semillas para la siembra de la próxima temporada.
"El objetivo de la chacra es sacar al interno del día a día del encierro, además que la ley nos obliga también a ofrecerle actividades diferentes como laborterapia. Y sinceramente los que intervienen en la actividad están conformes, con el plus de que todos los días trabajan la tierra, llegan a los pabellones cansados, se bañan, comen y se acuestan", expresó Oscar Ghilardi, responsable del Penal.
