Está decidido. Posiblemente hoy, Pamela Carrizo (26) realizará una presentación por escrito ante un juez, para que le restituyan la guarda de sus dos hijos de 8 y 4 años, a los cuales no ve desde el 14 de julio pasado, cuando quedó presa, sospechada de haber participado en el crimen de su pareja, el minero Jorge Moreno.

Tal como anticipó en exclusiva DIARIO DE CUYO, la joven quedó libre el último miércoles por falta de pruebas (pasó más de 100 días encerrada) y ayer aún no podía ver a los chicos, porque la familia del fallecido se opone. Por eso la joven iniciará a través de su defensor, Fernando Chávez, la batalla legal para recuperarlos, informó el letrado.

Carrizo aún sigue siendo sospechosa a pesar de quedar libre, pues eso significa la falta de mérito que le dictó el juez de Instrucción Pablo Flores: no estará en prisión pero seguirá ligada al caso hasta que el magistrado resuelva si la desliga totalmente o, por el contrario, la procesa.

¿Por qué se oponen a restituirle a los chicos? en opinión de la familia Moreno, los niños estaban descuidados cuando ella los tenía, y también expuestos a situaciones poco favorables para su normal y sano desarrollo, pues Pamela organizaba fiestas en su casa en las que no faltaban el alcohol y las drogas, según la Policía.

Es más, ayer dijeron que Pamela nunca reclamó verlos mientras estuvo presa. Y que los chicos mejoraron notablemente su rendimiento escolar, entre otros beneficios para su conducta que -dijeron- esgrimirán ante el juez para que los niños no vuelvan con su madre biológica.

Pamela había quedado presa porque para los investigadores policiales y judiciales, resultaron contradictorias sus versiones de cómo habían ocurrido los hechos que terminaron con el crimen de su pareja el pasado 13 de julio, en la casa que alquilaban en Catamarca y Benavídez, Chimbas.

De todos modos, con el curso de la investigación el juez Flores consideró que no eran suficientes ni contundentes las pruebas para tenerla como sospechosa, y por eso la liberó.

Eso es lo que pedía Chávez, porque entiende que en la causa no hay ninguna prueba en contra de su clienta.