Según un relevamiento de los especialistas, en nuestro país existen alrededor de 600.000 personas que sufren hepatitis C, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente al hígado y es causada por el virus denominado VHC. Todos los afectados están a la espera de la aprobación gubernamental de tres fármacos de acción directa y elevada eficacia para tratar esta patología, que a finales de 2013 comenzó a utilizarse en Estados Unidos con muy buenos resultados.
Hasta el momento sólo uno de estos medicamentos "revolucionarios" fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), a pesar de que hace un año se iniciaron los trámites para su autorización. Médicos y pacientes están reclamando el acceso, en forma urgente, a estas drogas antivirales que combinadas permiten curar la hepatitis C en el 90% de los casos. El director ejecutivo de la Fundación HCV Sin Fronteras, Eduardo Pérez Pegué sostuvo que es necesario, primero, que se conozca bien la enfermedad y que se garantice el inmediato acceso a estas drogas, por lo menos para la gente que está grave.
Por otra parte, numerosos hepatólogos manifestaron que necesitan tener el abanico completo de opciones de tratamiento. Las drogas en cuestión han pasado pruebas de organismos regulatorios muy exigentes a nivel internacional y también están aprobadas en Brasil, Uruguay y Chile, por lo que se espera que la Anmat pronto las autorice en la Argentina. La hepatitis crónica conduce a la cirrosis y al cáncer hepático, y es la primera causa de trasplante de hígado. Se calcula que en la Argentina afecta al 1,5% de la población, aunque sólo el 40% está diagnosticado.
Las nuevas drogas actúan sobre la replicación del virus, tienen pocos efectos colaterales y son tan potentes que han logrado reducir los tiempos de tratamiento de un año a períodos de 12 o 24 semanas, lo cual es considerado revolucionario. Se trata de Daclatasvir, del laboratorio Bristol-Myers Squibb Argentina, la única aprobada hasta el momento. Las otras son Simeprevir de Janssen y Sofosbuvir de Gilead. Las tres usadas en conjunto garantizan su efecto.
Además del reclamo para que las drogas sean aprobadas en el país y puedan comenzar a aplicarse a los enfermos, la posibilidad de la adquisición de las especialidades es un tema complejo ya que se trata de fármacos muy caros tanto, para los particulares como para los sistemas de salud que cubren a sus afiliados.
