Dinero no tenían. El hombre de la casa es un obrero del INTA y su mujer, ama de casa. Su vivienda es muy modesta. Y ni siquiera viven en una zona residencial, como para suponer que se confundieron. Aún así, tres delincuentes irrumpieron ayer en la madrugada a esa vivienda del distrito de Dos Acequias, en San Martín, decididos a atacarlos. El ladrón que hizo la punta dijo: “calladitos. No hablen, que somos policías”, encañonándolos con una pistola. Sin embargo, el atraco se les fue de las manos cuando el dueño enfrentó a uno de ellos, lo mismo que su hija. No hubo disparos, pero la pelea dejó ensangrentado y con algunos cortes al jefe de familia, mientras que los desconocidos al final salieron corriendo sin llevarse nada y después escaparon en un auto.

Los Lozada, al igual que la Policía, se preguntaban qué buscaban esos tres desconocidos que aparecieron ayer a las 0.30 en su casa de la calle Padre Barbero del Bº Sadop, en una zona rural. Mario Lozada (50), a esa hora, estaba sentado junto a su esposa Ana González en la cocina. Su hija Magalí (22) se encontraba con un amigo en el comedor. No se percataron que la puerta principal estaba sin pasador. Y cuando menos lo esperaban vieron entrar a tres sujetos, uno con una pistola 9 mm y otro con un revólver plateado.

Uno tomó de los cabellos a Magalí y la tuvo arrodillada al lado de su amigo, que era encañonado por otro. Un tercer ladrón fue a reducir al matrimonio, fue ahí que dijo que eran policías y le puso la pistola en la frente de Ana. En un descuido, Mario Lozada se levantó y se trenzó a golpes con ese ladrón, que le pegaba con el arma en la cabeza. Su hija, a la par, también empezó forcejear con otro delincuente. En medio de la batahola, Ana abrió una ventana y empezó a pedir ayuda a los gritos. Eso hizo huir a los delincuentes que corrieron a la calle y, apuntando con sus armas para que no los siguieran, se subieron a un auto oscuro en el que fugaron. El único herido fue Mario Lozada, a quien le hicieron 11 puntos de sutura en la frente por un gran corte, además tenía otros pequeños cortes.