Fue secretario general de la CGT en San Juan, diputado provincial, vicegobernador electo, fundador del Instituto Laboral Argentino (Isla) y hasta Juan Perón, antes de volver a la Presidencia de la Nación, lo tuvo en cuenta para el cargo de ministro de Trabajo de la Nación, designación que lo llevó a convertirse en el único sanjuanino en tener esa distinción, aunque un ACV le impidió luego desempeñarse en el puesto. Por todos estos méritos, el Concejo Deliberante de la Capital le rendirá hoy, a las 12, un homenaje a Enrique Lorenzo Fernández con la presencia de sus hijos y de su esposa, Nilda Myriam Urcullu de Fernández.

La iniciativa es del concejal Tristán Yanzón Sánchez, del Bloque Fiscal, impulsor de una resolución para designar a Fernández vecino destacado post mortem “por su aporte y contribución a la democracia, al bien común y a la dignidad de una clase social que en su tiempo de acción estaba postergada”, señala el autor de la iniciativa, que fue acompañada por todos los bloques con representación en el cuerpo.

Fernández se había fogueado desde la juventud en las cuestiones sindicales, a partir de su gremio, la Unión Obrera Metalúrgica, al que había ingresado a los 18 años. Siete años después era el diputado más joven de la Cámara de Representantes de San Juan en el período que concluyó en 1955.

Alternó sus obligaciones gremiales y legislativas con el dictado de clases en la Escuela Peronista y el trabajo en el Ateneo Peronista.

En 1960 la dirigencia gremial sanjuanina le confió la conducción de la delegación regional de la CGT, en una etapa muy difícil para el movimiento obrero argentino. Eran momentos en los que se jugaban destinos y se producían reacomodamientos en el mundo sindical porque había salido a escena el creador del justicialismo, Juan Perón, exiliado en el exterior.

En el plano electoral, durante 1962, ante la proximidad de los comicios y proscripto el peronismo, con la anuncia de Perón realizó en la provincia una alianza política con el Partido Bloquista, que dio origen a la fórmula Leopoldo Bravo gobernador, Fernández vicegobernador. La fórmula obtuvo un claro triunfo en las urnas, pero no pudo asumir por un golpe militar.

Posteriormente, en 1967, viajó a Madrid donde se entrevistó con el general Perón en la histórica residencia de Puerta de Hierro, donde compartieron anécdotas y analizaron la realidad del país y del mundo, en el plano gremial, empresarial y político.

En 1971 fue designado representante argentino ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra, lo que le permitió viajar y conocer de cerca la situación laboral de los trabajadores en otras partes del mundo.

Pero la máxima distinción que iba a coronar su extensa carrera llegó cuando el general Perón, previo a hacerse cargo nuevamente de la Presidencia, lo tuvo en cuenta con la mediación del titular de la 62 Organizaciones Peronistas, Lorenzo Miguel, para ofrecerle el Ministerio de Trabajo de la Nación. Pero un accidente cerebro vascular (ACV), que incluso terminaría con su vida el 4 de abril de 1973, le impidió acceder a tan alto honor.

Los viejos peronistas que lo recuerdan sostienen que Fernández no era de esos dirigentes de café ni de aquellos de fácil y rápida arenga, pero morosos en la efectividad de concretar soluciones. Por el contrario, su acción gremial transitaba por la ruta del acercamiento de posiciones, pero seguro de sus planteamientos, porque tenía la fuerza y el peso de un auténtico líder.

En su accionar al frente de la CGT, se lo menciona como un dirigente con autoridad y con presencia en todos los ámbitos del quehacer provinciano. Conducía una central obrera con balcón propio y de memorables jornadas en la Avenida España, por su poder de convocatoria.

Por toda esta tarea, ha dejado una marca imborrable y el homenaje es para que se lo recuerde como un referente para las generaciones futuras.