Raymond Domenech, que ayer dejó de ser el técnico de Francia, tuvo una indiferente despedida de sus jugadores. Con el fracaso consumado, se quedó en el banco escuchando los sonidos del silencio de un estadio vacío.
Raymond Domenech, que ayer dejó de ser el técnico de Francia, tuvo una indiferente despedida de sus jugadores. Con el fracaso consumado, se quedó en el banco escuchando los sonidos del silencio de un estadio vacío.