Poco antes de iniciarse el combate de Quilmes -cuando Argentina se enfrentó en guerra con Brasil, en julio de 1826- el almirante Guillermo Brown arengó a sus hombres diciéndoles una bizarra frase: "Es preferible irse a pique que rendir el pabellón…”. Este valiente marino, de cuya vida y cualidades poco conocemos, años antes de este acontecimiento fue protagonista de numerosas patriadas, de las más importantes en el presente año, se cumplen 200 años.

Fue en marzo de 1814, cuando el primer almirante de aquella naciente armada, comandando una escuadra naval en las aguas del Río de la Plata, atacó a naves realistas. El buque insignia de aquella escuadra era la fragata "Hércules”, un velero de larga historia, de poco más de 300 toneladas, construida por astilleros estadounidenses y que luego adquirió el gobierno de Buenos Aires. Brown atacó a las naves a cuyo frente se encontraba el marino español, capitán de navío Jacinto Romarate, pero aquella embestida no tuvo éxito, ya que la fragata "Hércules”, encalló durante varias horas, resistiendo un terrible cañoneo, que prácticamente aniquiló a la tripulación patriota.

El 15 de marzo, el bravo marino, que en ese entonces tenía sólo 37 años, reinició su arremetida. Fueron 7 las naves que capitaneaba Brown, contra 8 embarcaciones realistas. El escenario fue la Isla Martín García, que los españoles habían amurallado, constituyendo un serio peligro para los planes independentistas. Esta fortificación fue levantada debido a que en 1813, había sido objeto de un ataque menor de las fuerzas criollas. Nuestros hombres lograron hacer, con gran esfuerzo, cabeza de playa en aquella isla, poniendo en fuga a las tropas enemigas.

Este glorioso combate naval se prolongó por cinco días, en los cuales 50 marinos argentinos entregaron su vida, y otros tantos resultaron heridos. Este triunfo fue significativo, aplaudido con vehemencia por el General José de San Martín, pues permitió al gobierno central controlar los ríos de la cuenca del Plata. A posterior Brown regresó a Buenos Aires para reaprovisionarse, y en el mes de abril partió con su escuadra hacia Montevideo, iniciando un bloqueo el 20 de ese mes. Llegado el 14 de mayo el jefe de la escuadra española, capitán de navío Agustín de Sierra, presentó batalla a Brown, quien en una hábil artimaña fingió retirarse, para inmediatamente volver. Luego de unos días, frente al llamado Puerto de Buceo, situado al presente en Montevideo, Brown junto a sus embarcaciones se afirmó con fuerza, desarrollándose la batalla a mediados de mayo de 1814.

El resultado fue un total triunfo patriota, además de ser decisivo para el curso de los sucesos en el Río de la Plata, pues Buenos Aires era constantemente amenazado desde la otrora Banda Oriental.