Las modas se caracterizan por ser mutantes y pseudo ecológicas (se reciclan todo el tiempo). Pero ese chasquido sorpresivo, en San Juan desvió preferencias musicales y planteó el interrogante más inesperado: ¿La "movida tropical" borroneó la estridencia del rock? Sí, a secas y sin abusar de pretensiones. Gusto popular, masividad y rentabilidad son palabras para tener en cuenta. Pero para presumir resultados, hay que revisar archivos y detenerse en el testimonio autorizado (léase productores locales y propietarios bolicheros).
Fines de 2001. Debacle total, un país en llamas y el ex presidente De La Rúa escapando en helicóptero. Patética postal que -lógico- también salpicó a la industria de la música (bandas preocupadas por la debilidad de sus giras y la imposibilidad de convocatoria). Poco a poco y luego la espeluznate rotación de presidentes, la economía se empezó a reacomodar y simuló normalidad. En ese tren, los grosos del rock retomaron sus tours y visitaron con regularidad a los sanjuaninos (léase Babasónicos, La Renga, Divididos, Los Piojos y Bersuit, entre otros). Un listado que, en ese momento, gozaba de mucha salud y favorecía las arcas. Pero en forma paralela, la movida tropical agrandó su terreno y a principios de 2004, el rock manifestó sus primeros indicios de deterioro (más visibles a partir de 2006). Salvo honrosas excepciones (ver aparte), la contratación de figuras rocanroleras cayó bastante y el panorama local se vio minado de cantantes oleosos y melodías livianas -subestimadas como "grasas"-. ¿Qué pasó?.
"No sé qué pasó con el gusto del sanjuanino. Creo que entró en crisis el rock. Si bien la debacle afectó a todos, es raro, porque el cuarteto o la cumbia se mantiene intacto y el rock se vino abajo" dijo El Pelado Battias, reconocido productor de artistas nacionales e internacionales. Otra voz que testimonia la tendencia es la de Sergio Bocelli, encargado del Círculo Andaluz, una suerte de templo vintage que resucita viejas glorias tropicales, como Alcides o Sebastián; y que ayer trajo a Chébere.
"El gusto del sanjuanino cambió radicalmente desde hace rato. Antes que rock, prefieren cumbia o cuarteto. Nosotros convocamos a cantantes de la nostalgia. A la gente le gusta mucho revivir esos clásicos", profesó el entendido.
Marcelo González, coordinador general y conductor de la radio "La Popu" (FM 102.3) – cuyo fuerte sonoro es el género tropical-, se acopló y dijo que "el cuarteto cordobés es líder absoluto en el gusto sanjuanino. Superó al rock e incluso a la cumbia. El rock descarriló un poco cuando aparecieron bandas como Sabroso o Banda XXI. Creo que la gente se siente más identificada socialmente porque te levanta el ánimo y sus letras son más de pueblo. Los oyentes viven pidiendo sus temas y eso refleja la preferencia local".
"San Juan nunca fue una provincia rockera. Es cuartetera. Al sanjuanino le gusta la música más popular, más alegre. Por más fuerte que sea el grupo de rock, siempre va a ser más convocante un show tropical", disparó Hugo De Bernardo, propietario de Hugo Latino y experimentado representante del género (hoy, casi el Pai), aunque otrora también supo abrevar -y mucho- de estrellas como Fito Páez, Vicentico o Charly; y quien sin medias tintas explica que traer cumbia o cuarteto es mucho más rentable.
"El cuarteto es una rama muy fuerte que está explotando mucho en San juan. Pisó al rock, que cayó bastante a nivel nacional y permitió la solidez del cuarteto o la cumbia. No hay ninguna banda rockera que garantice ganancia segura. Conviene más contratar a un cuartetero o cumbiero que sabés que cierra el negocio", coincidió Fernando Heredia, que no por casualidad abrió un espacio dedicado al rubro en Luna Morena, por donde incluso desfilan artistas locales del rubro.
El precio del poder
Son clink caja y se nota. Recitales maratónicos (de hasta 4 horas por noche), legiones de fans que no andan con vueltas a la hora de comprar la entrada y diversión asegurada. El fenómeno que supo liderar Comanche, Volcán, Sombras o Rodrigo (incluso post mortem), prolongó su hegemonía con las actuales Sabroso, La Barra, Trula, Chébere, La Konga y Banda XXI.
"A la gente le gusta, y encima los cuarteteros cobran menos que los rockeros, por eso conviene más traerlos", comentó Heredia.
"En la técnica, también es mucho más fácil montar un espectáculo tropical que uno de rock. Para tener una idea, el escenario de Arjona me costó 120 mil pesos. Y para un grupo de cumbia no creo que gasten más de 80 mil pesos entre escenario, cachet, sonido y hotelería", aportó Battias. Claro que a la hora de "poner el billete", la relación costo-beneficio dependerá mucho del grado de popularidad imperante.
"Los artistas de la movida cobran en la medida que venden y dependiendo del furor del momento. Hoy valen tanto y mañana tienen otro precio. No son baratos como dicen, pero tampoco tan caros como un grupo de rock. Grupos como Banda XXI o Sabroso superan los 100 mil pesos de cachet y para traerlo a Charly García, ahora me piden 150 mil dólares. Los cuarteteros para meter gente, rinden y dejan mucha ganancia. Vos ponés una venta de anticipadas para un cuarteto y se vende como agua. No sucede lo mismo con el rock. De hecho, cuando lo traje a Charly el año pasado, me costó aproximadamente 20 mil dólares y metió solamente 1.300 personas, o sea, nada para lo habitual. Con las otras bandas Hugo explota", se explayó De Bernardo. Y fue por más: "Además, no hay día para un cuarteto. Lo ponés un lunes, martes o miércoles, y la gente va igual. Le gusta a todo el mundo. Por más que algunos lo nieguen, a la hora de bailar siempre pesa el cuarteto y no el rock".
Las cifras avalan la vigente boga: de 3 a 5 grupos de renombre -cumbieros o cuarteteros- visitan a la provincia por mes, agotan entradas y dejan ganancias colosales. Si la movida tropical alguna vez fue moda en San Juan, ya se convirtió en sentimiento. La provincia -mal que les pese a algunos- hace rato abandonó las tachas y puso play tropical, sobre todo con incansable chingui chingui cuartetero.
