Aún faltaban dos horas para que el asado estuviera listo, pero los turistas igual se quedaron atraídos por el aroma que empezó a impregnar El Carrascal. Y no lamentaron la espera. Cantaron y bailaron hasta que finalmente pudieron probar la carne. Fue durante la degustación de punta de espalda que realizó ayer el Ministerio de Turismo para recibir a los visitantes. Unos 150 pudieron disfrutar del convite.

Paola Hascher tomó el micrófono para comenzar con su show que esta vez contó con un coro particular. Ni bien comenzó a sonar la guitarra de Rolando García Gómez, Cristina Godefroy y Silvia Nuñez, ambas de Buenos Aires, se ofrecieron para cantar junto a Paola. Luego de cantar con la sanjuanina una zamba y una chacarera se sumó otra turista al coro para divertirse un rato.

No todos los visitantes se animaron a mostrar sus dotes de cantantes, pero algunos también vivieron la previa del asado de manera artística. Aprovecharon el show musical para bailar las diferentes danzas folklóricas que interpretaron las cantantes.

El canto y baile los entusiasmó tanto que ni se percataron que Mauricio Barón, el chef encargado del asado, ya estaba cortando la punta de espalda. Uno de los organizadores del evento tuvo que avisarles a los turistas que ya podían hacer fila para recibir su porción. No se hicieron esperar.

Formaron una fila doble que llegó hasta la Avenida Libertador y siguió un par de metros hacia el Este, pero no tuvieron que esperar demasiado para acceder al sánguche de punta de espalda, ya que 6 personas se encargaron de prepararlos y servirlos.

Una vez que cada vistante obtuvo su ración buscó un lugar donde ubicarse para comer con comodidad. Como los bancos en El Carrascal son pocos, algunos se sentaron junto a la imagen de Sarmiento que está al ingreso de la Casa Natal, otros en las patas del dinosaurio gigante que está junto al Ministerio de Turismo y en los bordes de los canteros.

Además, todos elogiaron esta iniciativa turística que a muchos tomó por sorpresa. Fue el caso de un contingente que llegó desde Buenos Aires para conocer la Casa de Sarmiento y que en el lugar se enteró de la degustación de punta de espalda. Se quedaron para probarla, pese a que debían continuar con la excursión por la provincia.