Ver el frente literalmente arremangado y totalmente destrozado del Volkswagen Gacel y saber que su conductor había sobrevivido, era para muchos una clara muestra de una obra milagrosa el domingo pasado al mediodía. Esa impresión quedaba mucho más marcada luego de saber que uno de los ocupantes del otro vehículo destruido en ese choque frontal, Nancy Páez (49), había fallecido en el acto tras el impacto.
Sin embargo ayer el milagro dejó de ser para Gerardo Santander minutos después de las 14,30 de ayer en el hospital Rawson. Padre de tres chicos, Gerardo tenía 25 años y era empleado en un depósito de gas.
El día del choque había dejado un instante antes a su mujer comprando pan en un negocio, mientras él iba en busca de otro local donde comprar cigarrillos antes de llegar con su esposa a ver a sus hijos en calle 12 y ruta 40, Pocito. Con esa misión encaró en su Gacel por la avenida Intendente Joaquín Uñac (ex Mendoza) hacia el Sur, pero al llegar al callejón Gallastegui (entre calles 6 y 7) se cruzó de carril y no dejó ninguna chance a Daniel Alberto Gordillo (43) que esa hora circulaba en sentido contrario en su moderno Aveo, acompañado de su esposa en busca de pan para el almuerzo.
Tal fue la violencia del impacto que Páez (empleada en la firma Almar igual que su marido), no sobrevivió. En la policía dirían luego que no llevaba puesto su cinturón de seguridad. Santander ese día quedó herido, pero vivo, hasta que la gravedad de las lesiones truncaron su vida.
