"Parecen buitres al acecho. Apenas anochece se suben al pimiento a esperar que algún valiente se atreva a cruzar el descampado. Desde arriba y agazapados miran si la persona lleva cartera, bolso o celular porque todo les viene bien. Y si ven que no lleva nada, le quitan los zapatos o la agarran a pedradas. Esto se ha convertido en una selva". Anamaría Olmos es una de las vecinas más antiguas del barrio Pateta, en Chimbas, y una de las pocas que se anima a hablar sobre la situación que atraviesan las personas que viven frente al terreno donde se construirá el parque departamental. Sobre uno de los aguaribay los malvivientes han construido un refugio con bolsas y cartones para esconderse durante la noche y poder delinquir con más facilidad, tomando a sus víctimas por sorpresa. Los vecinos dijeron a DIARIO DE CUYO que viven atemorizados y que temen por la seguridad de sus niños.

Al aguaribay no puede subirse cualquiera. Debe ser alguien ágil y delgado porque entre rama y rama hay muy poco espacio. Y los vecinos del barrio Pateta así describieron a los malvivientes que construyeron el refugio sobre ese árbol que está en el terreno que quedó desierto luego de que la villa General Benavídez que lo ocupaba fuera erradicada en el 2006. Dijeron que son chicos de entre 12 y 15 años, muy flacos, que demoran menos de dos minutos en escalarlo con total facilidad. Y ágiles para bajarse y a atacar a la gente por sorpresa. También, para escaparse de la Policía que, según los vecinos, acude rápidamente cada vez que llaman al 911.

"La otra noche iba pasando un hombre mayor en bicicleta cerca del pimiento cuando de repente saltaron al suelo dos muchachones para agredirlo -contó Lucía-. El pobre se cayó y los ladrones le empezaron a pegar, le robaron los zapatos y se fueron corriendo porque todos estos ladrones son de por aquí cerca".

Por miedo a la represalia, los vecinos del barrio Pateta no quisieron dar precisiones sobre el lugar de procedencia de los delincuentes del árbol. Aunque contaron que lo saben con certeza. Sólo dijeron que "viven cruzando la Benavídez" y hacia el Sur. Allí se encuentra la villa Costa Canal.

A pesar de que no hay mosquitos por el frío del invierno, Laura igual tuvo que poner tela mosquitera en las ventanas del frente de su casa. Fue para evitar que le rompieran los vidrios. Dijo que como los ladrones a veces no tienen a quién robarle, se entretienen apedreando las viviendas, los autos, remises y colectivos que pasan por la Benavídez. También contó que como el horario de la inseguridad y violencia comienza con el atardecer y se prolonga hasta las 3 o 4 de la madrugada, los habitantes del barrio Pateta han puesto en marcha un plan estratégico de seguridad: las mujeres salen a hacer las compras sólo por la mañana; acordaron barrer la vereda por la tarde, pero todas a la misma hora para hacerlo en compañía; y avisar cuando alguien tiene que salir de noche para que el resto lo mire por la ventana hasta que termine de cruzar la zona conflictiva.