Son inmensos, frondosos, coloridos y sus frutos se asemejan a unas pequeñas orejas negras. Tan llamativos como exóticos, así son los pacará, una especie de árbol típica de la zona tropical, de la que en San Juan sólo hay tres ejemplares registrados por Medio Ambiente provincial. Uno está en la plaza Aberastain y es una de las atracciones del lugar. Los otros dos se encuentran en el Centro de Educación Física, también conocido como La Granja, en Santa Lucía. Mientras que el primero fue plantado poco antes de colocar la estatua de Antonino Aberastain justo frente a la Municipalidad de la Capital, dicen que los otros ejemplares fueron plantados por Federico Cantoni.
Mientras que el pacará de la plaza Aberastain está cercado y hasta señalizado, los de Santa Lucía empezaron a deteriorarse en el transcurso de este invierno. El abrupto cambio en el color del follaje fue lo primero que notaron los vecinos, que, alarmados, acudieron a Medio Ambiente para que verificaran qué les estaba pasando a los árboles. En un primer momento pensaron que los ejemplares se estaban secando por falta de agua, pero luego determinaron que las temperaturas bajo cero que hubo durante este invierno afectaron a los árboles, que son típicos de zonas tropicales.
A pesar del daño, desde Medio Ambiente dijeron que los árboles iban a recuperarse, pero después de cortarles las ramas afectadas, porque el clima estaba mejorando. Fue cuando fueron a verificar el estado de los ejemplares, que empezaron a investigar y llegaron a la conclusión que los dos ejemplares habían sido plantados por Federico Cantoni, un propulsor de la forestación en la provincia. Es por eso que ahora buscan señalizarlos y que se declaren patrimonio histórico, para que formen parte de la lista de árboles históricos que hay en la provincia, tal como sucede con la higuera de Sarmiento. Y es que además de ser una especie de la que hay sólo tres ejemplares, se trata de árboles que formaron parte de la historia de San Juan.
A los pacará también se los llama timbó y oreja de negro. Son tan imponentes que pueden alcanzar más de 30 metros de altura y su copa se extiende en forma de sombrilla. Son más llamativos cuando florecen, es decir, desde octubre a diciembre.
