Los gazebos y las sombrillas, esta vez, tuvieron descanso. Los insoportables 40º del martes cuando el Dakar llegó a la provincia para cerrar la tercera etapa de la carrera, poco tuvieron que ver con los 24º de ayer por la mañana tiempo en que la caravana de la prueba dejó San Juan sin tanto calor y a menor velocidad, pues lo hizo como un tramo de enlace hasta Guandacol, ya en la vecina La Rioja.
Después de los vehículos ‘dormir’ en el vivac en el autódromo El Zonda-Eduardo Copello en la madrugada del miércoles, bien temprano fueron saliendo uno a uno. Esta vez con el cielo parcialmente nublado y un viento que hacía aún más agradable el amanecer. Igual que en la forma que arribaron a San Juan anteayer primero salieron las motos, luego los cuatri, después los autos y cerraron el ‘desfile’ los imponentes camiones. La gente, que por tratarse de un tramo de enlace no tenía lugares específicos destinados para observar a los competidores, se apostó en lugares variados. Algunos lo hicieron a la salida del autódromo, otros prefirieron una estación de servicio típica de Marquesado donde debían cargar combustibles las movilidades, en tanto algunos se apostaron en el paredón del Dique de Ullum. Claro que la mayoría puso sus fichas para la última foto en San Juan en Matagusanos, a salida de la huella que recala en la Ruta 40.
A diferencia de los otros lugares mencionados, fue aquí donde las escenas tuvieron más espectacularidad al levantarse la tierra en el paso de los bichos de acero.
Los tres sanjuaninos que por entonces seguían en carrera fueron los más aplaudidos, teniendo incluso los Sisterna que frenar su buggy para acceder a algunas fotos desde los mismos habitáculos. En el caso de Sergio Cerdera, que incluso pasó más atrás que los Sisterna pese a salir más de una hora antes que ellos del autódromo, lo hizo casi a velocidad de carrera pues estaba complicado para llegar a tiempo a largar en Guandacol. Martínez, por su lado, tampoco pasó desapercibido y se ‘despidió’ saludando con su mano y tocando unas cuantas veces la bocina de su Toyota.
La gente se apostó al costado de la Ruta 40 en el tramo de Matagusanos e incluso un par de fierreros decidieron amenizar el paso de cada vehículo comiéndose un rico asado.
