Quilmes y Boca igualaron anoche sin goles un partido muy mal jugado, carante por completo de atractivos y en el cual casi sobraron los arqueros. En el Estadio Centenario y por la novena fecha del torneo Final, a los dos equipos les faltaron asociaciones para elaborar sus ataques, perdieron la pelota con facilidad y hasta dieron la sensación de no tener la suficiente motivación, posiblemente por el hecho de haberse jugado a puertas cerradas. A una semana del Superclásico, Boca produjo una actuación desconcertante con un resultado que no le es de ninguna utilidad y lo aleja de la lucha por el título, en tanto que Quilmes interrumpió una racha de dos caídas consecutivas, pero sigue en zona de descenso, algo que es reflejo de su muy pobre nivel actual.

Boca en el primer tiempo careció de profundidad y contó con un intrascendente Román Riquelme. Quilmes, en tanto, se limitó a controlar la marca de los ofensivos del xeneize y no mucho más que eso. Recién en los últimos 20’ del partido, el xeneize contó con algunas chances. En la más clara de ellas Riquelme disparó desde fuera del área y el arquero, Silvio Dulcich, desvió al córner con esfuerzo. Ya en el tiempo agregado, cuando el 0-0 era inexorable y muy ajustado por otra parte a lo que produjeron uno y otro, Boca sufrió la expulsión de Federico Bravo por doble amonestación, por lo que se perderá el superclásico.