Al llegar a Buenos Aires se abre un infinito mundo de posibilidades para el turista, pero una de las grandes propuestas actuales del Gobierno de la Ciudad es el turismo cultural. Claro que para poder cumplir con el objetivo hay que contar con suficiente información para descubrir perlitas dentro de grandes perlas. Un ejemplo es La Boca. Un barrio emblemático por su Caminito, sus conventillos y el Club Boca Juniors. Numerosos inmigrantes eligieron este sitio para establecerse, ante las posibilidades laborales que allí existían. Construían sus casas de madera y chapa, sobre pilotes, para hacer frente a las crecidas del Riachuelo y pedían los sobrantes de pinturas en los astilleros para colorear las paredes. También llegaron bohemios, pintores, escultores, músicos y cantantes. Así surgió este barrio pintoresco, lleno de vida, que inmortalizó la paleta del artista Benito Quinquela Martín (cuya casa y museo están abiertos para visitar).

Pero, además de lo híper conocido, hay otras maravillas por descubrir. Tal es el caso del "Museo Conventillo". Un espacio ocupado por Marjam Grum un inmigrante esloveno que llegó junto a su familia a los diez años escapando de la guerra. De grande se convirtió en escultor y quiso cumplir un sueño junto a su esposa Noemí Beatriz Corvalán también artista plástica. Así compraron una casa de madera y chapa construida en 1880, que a pesar que estaba muy degradada lograron recuperarla totalmente. Allí no sólo viven sino que también él tiene su taller de escultura, y ella su atelier de pintura, cuentan con espacios para la exposición de sus obras, galerías con fotos en la parte alta del edificio, una verdadera maravilla.

Como si eso fuera poco, el turista es recibido por sus "propios dueños", quienes cuentan con gran calidez su historia y su obra, en el medio del patio donde alguna vez jugaron niños y charlaron las mujeres de antaño.

La parte delantera de la casa, está compuesta por dos pisos que dan a la calle que ahora forman parte del Centro Cultural. Allí se pueden apreciar trabajos en óleo, acrílico, esculturas, calidoscopios eléctricos e instalaciones, un mundo de arte y de historia de inmigrantes.

El Museo Conventillo fue nombrado de interés cultural en el 2003 por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, y de Interés Turístico por la Subsecretaria de Turismo de la ciudad. La actividad que se lleva a cabo en este espacio es múltiple porque además de recibir turistas y realizar visitas guiadas a alumnos de escuelas primarias y secundarias, se realizan obras de teatro, cursos y talleres. Un verdadero centro de la cultura ubicado en Garibaldi 1429, ideal para quienes quieran disfrutar al máximo el popular barrio porteño.

Un taller de arte

Otra de las perlitas que uno puede encontrar, en este caso muy cerca de la Bombonera, es lo que todavía -visto de frente-, es un taller mecánico hasta que se abre la puerta de ingreso para penetrar en un mundo de esculturas, muebles reciclados, un sistema de iluminación y calefacción no convencionales. Es la Casa Taller de Daniel Slafer (Irala 325), un escultor que un día compró un taller de 200 m2 donde se reparaban ómnibus y lo adaptó como casa. Allí también uno es recibido por el mismo Daniel o su esposa Dalilah Splitz, una reconocida bailarina y ahora maestra del Teatro San Martín.

La casa que puede ser visitada con aviso previo es una verdadera obra de arte en si misma, pero además se pueden ver las esculturas de Daniel, los muebles que fabricó con lo que encontró en su camino, hasta bellas plantas que crecen gracias a la cantidad de horas luz que reciben.

Cada septiembre desde hace ocho años, Daniel y Dalilah, se sienten a hablar sobre la posibilidad de continuar viviendo en un lugar que es visitado a diario y que cuesta mucho mantener. Este mes es clave para ellos, pero la obra está en pie.

Los circuitos culturales son innumerables.También se puede visitar la Cooperativa Editorial Eloísa Cartonera (A. del Valle 666), Fundación PROA (Museo contemporáneo), entre otras opciones que dan cada vez más vida a este lugar.

Un viaje para pensar de antemano y armar circuitos intersantes en cada barrio porteño.