Gustavo Adrián Ochoa Vera (31) era el menor de los 7 hijos que tuvieron Angelina Vera y Fernando Ochoa, y era uno de los cuatro hermanos que aún vivían con sus padres en su humilde casa de calle Cabot, en Rivadavia. Gustavo se ganaba la vida trabajando en la construcción, precisamente armando hierro, y todas las mañanas se levantaba a las 6 para irse a ‘laburar’ junto a su papá. Todos los meses entregaba una parte de su sueldo a su madre, quien sufre de asma y presión, para los gastos diarios o para que hiciera mejoras en la vivienda. Pero más allá de lo material, el joven era quien se preocupaba de cuidar la salud de su madre, quien se encargaba de ir en su moto Nevada 110cc a todos lados buscando recetas y los remedios necesarios para sus afecciones. Justamente, en una de esas salidas al médico, el muchacho sufrió un grave accidente en Capital: Gustavo chocó con una camioneta y quedó internado en grave estado durante 35 días hasta que el último miércoles, a las 17.50, dejó de existir.

‘Era mi regalón, quien se preocupaba por mi salud y porque no nos faltara nada. Era todo; no quiero vivir más’, dijo entre lágrimas su madre. Vera comentó que Gustavo era evangélico y cuando tenía tiempo le daba una palabra de aliento al vecino que lo necesitara. También dijo que estaba de novio y que tenía planes de iniciar una vida en pareja.

Pero todo quedó trunco la tarde del 30 de mayo. Ochoa iba al Sur en su Nevada 110cc por Alem rumbo al cardiólogo de su madre que atiende en Rawson. Al llegar a Belgrano, chocó contra una VW Amarok que guiaba al Oeste José Bancur (51), informó la Policía. Ochoa entró en coma esa tarde y le extirparon el bazo y un riñón. El último miércoles iban a operarlo de un pulmón, pero falleció.