Cerros de distintos colores, frondosa vegetación, aves de todo tipo, aguas cristalinas que riegan los campos. La Ciénaga posee una riqueza paisajística y natural impactantes. Es uno de los lugares más bellos de Jáchal y en estas vacaciones de invierno pretenden promoverlo turísticamente, especialmente para aquellos visitantes que buscan algo de aventura haciendo senderismo. Para eso, idearon un circuito que tiene 5 kilómetros y que durante dos horas permite redescubrir el distrito, considerado un paraíso por la belleza de su paisaje. Se puede hacer sin costo, pues no necesita guías ni derecho de ingreso a algún lugar, y sólo siguiendo un mapa que colocaron en el corazón del pueblo (ver infografía).

La Ciénaga es un Área Natural Protegida y se creó para preservar el valor geológico y arqueológico, el equilibrio ecológico y el patrimonio cultural de la zona. Por su gran variedad de aves, es que también es un “Santuario de aves”.

El circuito de senderismo transcurre por entre las huellas de tierra colorada del pequeño poblado. Una posta es la capilla de Nuestra Señora del Carmen, en lo alto de una lomada. Desde allí ya se puede ver parte del imponente paisaje.

Luego se puede ir al Puente, que en realidad es un pasante bastante rústico sobre el río Huaco, en el que el agua cae como en cascada y las piedras permiten sentarse a disfrutar el lugar sin temor a mojarse. Cerca de allí está La Olla, en el que hay un pequeño remolino entre las rocas en el avance del río.

La aventura tiene otro punto obligado: caminar hasta lo alto del cerro donde están Los Morteritos. Allí, en pleno contacto con la Naturaleza, es posible darle una mirada al pasado pues se mantienen algunos vestigios de los aborígenes que habitaron la zona. Si bien requiere el esfuerzo de ascenso, no genera mayores dificultades, a la vez que la vista del lugar es impactante y vale la pena.

Luego, los aventureros pueden pasar por un jarillal y un bosque de algarrobos, antes de volver a otra parte del río para avistar aves del monte, rodeados de vegetación y prácticamente sin sonidos de urbanización. Ya de vuelta en el pueblo, se puede conocer la bodega o la escuelita del lugar. La iniciativa es de la Dirección de Conservación de la Secretaría de Ambiente y tiene una fase más desarrollo, en la que los guardaparques cumplirán un rol importante.
Por su parte parte, este circuito de senderismo se puede ampliar con otras postas, pero eso ya requiere de una movilidad para realizarlo en forma completa, por las distancias. Se debe comenzar con una visita al dique Los Cauquenes, en medio de la quebrada. Luego, se llega al refugio de guardaparques y entonces hacer la caminata por el corazón de La Ciénaga.

La otra posta es el cerro La Ventana, para admirar su imponencia y sus colores, mientras que ya otra vez sobre la Ruta 491, el cierre perfecto se lleva a cabo en el Mirador de Huaco y en el Sillón del Gigante.