Los organizadores esperaban que la propuesta tuviera aceptación, pero no se imaginaron semejante convocatoria. El Campeonato Provincial de Barriletes que se realizó ayer en Angaco reunió nada menos que 217 participantes, más del doble de lo que esperaban. El predio de 25.000 m2 de la gruta de San Expedito, en El Bosque, se convirtió en el paraíso de los simpatizantes por los volantines, un juguete que sigue más activo que nunca y que tuvo la particularidad de unir a los papás con sus hijos, no sólo en el vuelo sino en la confección.
El Sol y la tarde ventosa le dieron las mejores condiciones al campeonato, que organizaron la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y la Municipalidad de Angaco. El predio de la gruta de San Expedito desde el mediodía que ya tuvo a los primeros competidores, pese a que el torneo comenzó pasadas las 16. Un jurado conformado por voluntarios de la parroquia empezó a recorrer todo el lugar, buscando a los ganadores de cada rubro. Así, premiaron al barrilete que voló más alto (compartido entre Roberto Montiveros y Fabio Gamboa), el más creativo (Martina Elizondo), el más artesanal (Camila Lucero y Fabricio Leotta), el más llamativo (Mauro Vedia), el más patriota (Daniel Tejada), el de mejor vuelo (Lucas Moreno), el más hincha (Matías Pérez, de River) y el más curioso (Martín Rodríguez).
‘Lo armamos con mis hijos y le puse cinco rollos de tanza, así que voló a 100 metros de altura. En cuanto me enteré del campeonato, no la dudé. De niño me encantaba volar volantines y esto para mí fue volver a mi infancia’, contó Fabio Gamboa, uno de los ganadores.
La participación de las familias fue una de las notas distintivas del encuentro, pues por cada volantín estuvieron los chicos junto a sus padres, intercambiándose roles: ayudar a que los juguetes levantaran vuelo, a sostener el palito con la tanza o dando una mano cuando se enredaron los hilos de los barriletes vecinos. Algunos volantines se mantuvieron largo tiempo en vuelo, mientras que otros tuvieron peor suerte y quedaron colgados de los cables del tendido eléctrico o los árboles.
‘Estuvimos desde el viernes a la noche armando el volantín con mi hijo mayor. Lo hicimos con nylon y cañas, como los construía cuando era niño. Le pude enseñar algo a mi hijo y recordar viejos tiempos. Y la verdad que me emocioné por eso’, confesó Adrián Lezcano, quien llegó desde Rawson para competir.
