Hay una estadística que marca lo cómodo que suele sentirse Boca cuando define una Copa Libertadores en Brasil: las tres finales que disputó en su historia en aquel país, siempre las ganó. En el 2000 el equipo de Carlos Bianchi superó por penales al Palmeiras, luego de un 0-0; tres años después, también un Boca conducido por el Virrey, se impuso 3-1 ante el Santos, donde nacía la figura de Robinho. Mientras que en el 2007, bajo la dirección técnica de Miguel Russo, el Xeneize cerró la serie decisiva ante el Gremio por 2-0 con un par de tantos de Román Riquelme.

El próximo miércoles en el Pacaembú tendrá este Boca un desafío conocido, sabiendo que está a 90’ de su séptima Libertadores para así igualar al más ganador de este certamen, Independiente.