"A las 8 nos despertó mi hermano para decir que estaba nevando. No le creíamos, pero cuando vimos por la ventana todo blanco, nos vestimos rapidito y desde entonces estamos jugando en la nieve", contó Marianela Díaz, mientras miraba a sus primos corretear. Era en Cañada Honda, Sarmiento, donde a las 10 todo el lugar estaba cubierto de nieve y los chicos se pasaron la mañana divirtiéndose como generalmente ven en la TV, con guerritas de bolas blancas y armando muñecos de nieve.
Lo mejor en esa canchita de fútbol al costado de la ruta era que la nevada no paraba y que no había viento, por lo que el combo invitaba a saltar, correr y competir a ver quién armaba la bola más grande, sin importar que se mojaran los pelos y las camperas. Entonces, fue que Esteban Díaz, el que había despertado a todos, cumplió algo que siempre quiso hacer. Se tiró al piso y empezó a mover los brazos, para armar un "angelito". "Así como ahora, que esté todo tan blanco y que además siga nevando con semejantes copos, no me acuerdo nunca de haberlo vivido", contó un emocionado Esteban.
Los que no la pasaban tan bien eran los obreros que venían en moto desde las caleras de Los Berros, ya que además de venir entumecidos por el frío llevaban los pechos de sus camperas con una carga blanca. Allí en Los Berros, la actividad de las caleras fue suspendida por el fenómeno blanco, así que mientras los chicos jugaban en la canchita, los trabajadores volvían a sus casas.
En El Villicum, Braian y sus abuelos hacían un muñeco blanco sobre el auto. Fueron a ese lugar para que el chico pudiera jugar por primera vez con la nieve. Esa zona de Albardón fue unas de las más visitadas por lo que buscaron diversión nívea, por la cercanía con la ciudad.
En Jáchal, los autos que habían quedado estacionados en la calle por la noche estaban tapados de nieve, ya que ahí el fenómeno comenzó a las 2 de la mañana. Y era tan alta la acumulación, estimada en hasta 25 centímetros en el centro jachallero, que el piso de las veredas se había congelado, por lo que las amas de casa que fueron a hacer los mandados andaban a las patinadas y algunas hasta tomadas de la mano para no caerse. La plaza San Martín, en tanto, era un campo de batalla con los niños jugando a la guerrita con bolas de nieve, mientras los visitantes sacaban fotos.
En la ruta camino a la Difunta Correa, mucha gente que viajaba hacia el paraje no aguantó y se detuvo en la banquina para jugar y correr sobre el piso nevado. Y es que experimentar en carne propia algo que siempre se ve por TV, ayer era pura tentación.
