Creador de libros como La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras y La Fiesta del Chivo, entre otras; Mario Vargas Llosa no desilusionó con su conferencia. Con un discurso sereno, por momentos conciliador y en otros con críticas, aunque sutiles, a los intentos de vetarlo en el país.

Luego realizó un intenso análisis sobre la situación socio-económica de una Argentina que, a su entender, “tuvo la posibilidad de convertirse en Suiza´ y “desaprovechó oportunidades extraordinarias”.

Durante la hora y media que duró la conferencia, el público presente festejó efusivamente sus dichos, principalmente cuando se refirió a la libertad de expresión.

El autor aprovechó la ocasión para trazar una apología de “la libertad y los libros” y, en este sentido, señaló que “defender el derecho de los libros a ser libres es defender nuestra libertad de ciudadanos”.

dijo. Y, sobre el derecho a elegir qué leer, apuntó: “Leer nos hace libres a condición de que podamos elegir los libros que queremos leer y que los libros puedan escribirse e imprimirse sin inquisidores ni comisarios que los mutilen para que encajen dentro de las estrechas orejeras con que ellos aprisionan la vida”. Y, se refirió a los fanatismos y los dogmatismos subrayando: “Debemos mantener los principios que ustedes defienden, el amor a la libertad, a una sociedad abierta y tolerante, donde las ideas distintas, las creencias, los principios diferentes puedan coexistir sin generar violencia y encono”.

“Nazis, fascistas, comunistas, caudillos militares o civiles enceguecidos por los dueños de las verdades absolutas han tratado de domesticar el espíritu crítico que ha sido siempre el motor del cambio. Por fortuna siempre han fracasado, pero dejando en el camino miríadas de víctimas”, recalcó quien agregó que: “Para mi la dictadura fue una experiencia terrible”.

Además, la sala estalló en aplausos cuando habló de la ficción que acostumbra vivir Latinoamérica.

Sí, hubo conceptos fuertes, impregnados de su visión del mundo. Pero no hubo agravios. El Premio Nobel cumplió con su compromiso y no se peleó con la Presidenta Cristina Fernández, si bien respecto a la resistencia de personalidades del Kirchnerismo hacia sus expresiones de fuerte tinte político, subrayó: “Algunos argentinos ven en esto hostilidad, pero no tengo hostilidad, sino una gran solidaridad”.