Un empresario de 41 años y socio de una firma proveedora del Estado, enfrentará un juicio oral acusado de amenazar con una pistola y una navaja a una chica de 17 años, para interceptarla y obligarla a que le practicara sexo oral en un baldío en pleno mediodía. También le atribuyen robarle el teléfono celular a la jovencita antes de huir, dejándola envuelta en una crisis de nervios. El hecho ocurrió el 26 de diciembre de 2008 en Rawson, pero el sospechoso, José Armando Aranda, fue recapturado (antes cayó por un caso similar) a fines de agosto del año pasado, porque la víctima lo reconoció sin titubeos en fotos, y también en una rueda de cinco personas que incluía a uno de sus hermanos, dijeron fuentes judiciales.
Para el juez Guillermo Adárvez, esa prueba jugó en contra de Aranda, igual que el informe psicológico de que la víctima no fabulaba y presentaba daños psíquicos por el abuso. También el hecho de que los psicólogos lo describieran como alguien proclive a mentir, simular y con dificultad para controlar sus impulsos sexuales y agresivos.
Por eso el magistrado lo procesó con prisión preventiva. Y como ese fallo quedó firme, lo más probable es que ahora la fiscalía pida que se eleve la causa a juicio, estimaron las fuentes.
Durante la investigación Aranda negó de plano cualquier vinculación al caso. Dijo que por su posición no tiene necesidad de involucrarse en hechos así y que quizá lo denunciaban por su dinero.
Es la segunda vez que Aranda cae por un caso de abuso y el empleo de un arma. En 2010, el juez de Instrucción José Atenágoras Vega lo procesó con prisión preventiva porque consideró probado que la mañana del 19 de noviembre de 2009, en el barrio Chacabuco, Capital, amenazó y golpeó con un arma de fuego a la dueña de una casa. Aquel fue un hecho muy traumático para la víctima, ya que mientras le exigían dinero y amagaban con abusar de ella y su familia, era manoseada y escuchaba decir al sospechoso que ‘nunca iría preso y hacía lo que quería porque podía comprar a jueces, abogados y a todo aquel que él quisiera’.
Aquel fallo fue confirmado por un tribunal superior, que de todos modos excarceló a Aranda porque entendió que no se había probado la aptitud para el disparo de la pistola secuestrada al sospechoso.
