El playón deportivo de la Escuela Albergue Islas Malvinas, luego de años y años de espera, se convirtió en realidad, gracias a una suma de voluntades. El puntapié inicial lo dieron las integrantes de la Asociación de Maestros de la provincia, una institución cuyas integrantes son docentes jubiladas que siguen en contacto con las escuelas. De hecho, en su primera visita al establecimiento detectaron este faltante -"fundamental para una educación integral", según explicó a todo aquel que quiso sumarse a su preocupación, Sonia Arrieta de Fernández, quien está al frente de la entidad de maestras- y de inmediato buscaron cómo resolverlo. Así llegaron hasta uno de los pocos vecinos del albergue, la fábrica de cemento Loma Negra, los que desde su fundación convocaron a empleados y proveedores para entre todos ocuparse de este espacio.

"Hicimos una invitación a las empresas que trabajan con la planta de San Juan por un lado y por otro, llamamos a voluntarios de la fábrica para poder potenciar la acción ya que notamos que había mucho por hacer. Realmente la respuesta fue muy importante y nos pone", aseguró Gustavo Cerrone, el gerente general de Loma Negra, empresa que por la cercanía física ya había colaborado en otras circunstancias con la escuela, instalando ventiladores de techo y otros artefactos eléctricos.

Calculan que más de 100 personas participaron de esta acción solidaria, que tuvo lugar durante más de un fin de semana y ratos libres de los trabajadores. Y es que no fue para menos, la tarea fue más complicada de lo que todos los involucrados pensaban: hubo que remover la tierra, rellenar los esteros que alguna vez fueron una acequia, compactar el terraplén y hasta movilizar grandes camiones para preparar el hormigón. Finalmente con la colaboración de la fundación, Distribución y Logística Maldonado, Transporte Oro de San Juan, Díaz Cano, Hormiserv, Ruiz Olalde Rawson, CRH Construcciones, Metalúrgica Cym (que proveyó los aros para jugar a la pelota al cesto), BTZ (regaló cestos de basura), lograron el cometido tan deseado. También se sumaron alumnos y docentes de la Universidad Católica de Cuyo y personal del municipio de Rivadavia.

"Para la escuela contar con un playón deportivo es un tema importante, ya que al tratarse de una establecimiento con modalidad de albergue, el lugar no sólo sirve para actividades físicas sino además para que los 18 chicos que permanecen todo el día allí, sin volver a sus casas, más los 28 alumnos que sólo estudian, tengan cómo entretenerse. Concretarlo fue una verdadera fiesta y nos demostró que si se suma la ayuda desde distintos espacios y personas se pueden lograr objetivos. Realmente fue una tarea compartida y los frutos están a la vista", contó con orgullo por la tarea concluida, Sonia Arrieta de Fernández. La docente jubilada con su grupo está más que feliz porque los chicos ahora podrán jugar al básquet y a la pelota al cesto. Inclusive ya se pusieron en campaña para poder conseguir a modo de donación los elementos necesarios para armarles una red de volley.