Quizá porque estuvo descuidada o por haber estado medio año cerrada, ni bien la reinauguraron la gente la tomó como propia y decidió qué uso darle. Así, se transformó en lugar de distracción, patio de comidas, parque de ejercicios y paisaje para las fotos, todo a la vez. Se trata de la plaza Hipólito Yrigoyen, conocida como plaza de la Joroba, que mostró su cara renovada hace menos de 20 días y ya es un espacio multifacético.

Según los kiosqueros, antes de que iniciaran las obras, la gente elegía transitar por las veredas de enfrente. Eso cambió ahora y por eso, dicen, hasta aumentaron las ventas.

Los chicos con computadoras se pueden encontrar todo el día.

También, los niños que le sacan chispas a los columpios. Sin embargo, hay picos de asistencia. Uno se da alrededor del mediodía, cuando llegan los alumnos de escuelas de la zona. Entre ellos hay muchos que hasta se sientan a almorzar.

El otro se da por la tarde noche. En ese momento, comienzan a llegar quienes hacen deportes, ya sea sobre los skates, patinando, caminando, realizando ejercicios en la loma y hasta jugando un picadito. A ellos se suman quienes se sientan a tomar aire fresco. Y las novias y quinceañeras, que posan ante los fotógrafos sobre todo frente a la cascada de la nueva fuente de la plaza.

En esas condiciones y con la llegada de los días más cálidos, los placeros y kiosqueros de la plaza ya vaticinan que el espacio será cada vez más popular.