Villa Obrera había sacado su ventaja. Controlaba el resultado pero no el partido porque Atenas se había ido encima y lo exigía con los centros. Araoz ya le había tapado un cabezazo tremendo a Orlando Gómez y el Mirasol insistía. Llegó el minuto 23’ y la armaron muy rápido desde el centro a la derecha, la abrieron para Hugo Castro y el centro fue perfecto para la aparición de Bustos por la izquierda, quien de cabeza vencía a Araoz. Era el 1-1 pero el primer asistente, Sebastián Presioza levantó su banderín. Gol anulado y el estallido de una bomba de tiempo que entresemana se había generado desde la misma designación de Presioza como integrante de la terna. El presidente de Atenas no ocultó su fastidio en la previa y anticipó que esperaba una buena labor de los jueces, en una frase llena de ironía. Para colmo, la situación reglamentaria del defensor Franco Arenas había agregado más polémica a la previa ya que hasta el viernes estaba habilitado para jugar pero el sábado por la mañana, llegó un informe que marcaba 5 amarillas y suspensión. Entonces, cuando Presioza anuló el empate Mirasol, el que explotó mal fue el técnico Pallaroni quien salió disparado desde el banco de suplentes para reclamar un fallo que cambiaría el partido. No había marcha atrás y Pallaroni se fue expulsado. En tanto, en Atenas que tiene una chance más de ascenso, quedaron masticando impotencia.
