Los nubarrones del proteccionismo han vuelto a oscurecer el horizonte de las estratégicas relaciones comerciales entre Argentina y Brasil, las mayores economías de Sudamérica que en el pasado ya han librado duras batallas por sus millonarios intercambios.
La escalada diplomática y el conflicto comercial entre la Argentina y Brasil surge ahora tras la decisión del país vecino de frenar sus importaciones de autos y partes por medio de licencias no automáticas. La medida amenaza por primera vez en la historia del Mercosur al corazón del intercambio de ambos socios, el sector automotriz.
A poco más de 4 meses de asumir su cargo, la presidenta brasilera Dilma Rousseff decidió elevar el tono del conflicto comercial con la Argentina y pegar en un sector como el automotriz, que en toda la historia del proceso de integración había quedado al margen de los periódicos conflictos.
La manzana de la discordia, las licencias no automáticas constituyen un mecanismo que permite a los países regular y dilatar por hasta 60 días el plazo para autorizar el ingreso de bienes a sus mercados.
En este contexto, a inicios de este año Argentina engordó fuertemente el universo de productos a los que aplica licencias no automáticas para proteger su industria. La medida fue criticada por exportadores de Brasil.
En febrero pasado, este álgido asunto suscitó reuniones a nivel gubernamental entre Argentina y Brasil, al que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aseguró por entonces que sus productos no tendrían trabas para ingresar al mercado argentino.
Sin embargo, los reclamos de los exportadores brasileños no cesaron y la nueva controversia hizo eclosión el miércoles pasado cuando el ministro de Industria de Brasil, Fernando Pimentel, se quejó por los problemas que afectan a productos brasileños, especialmente alimentos, para ingresar al mercado argentino.
Un día después, Brasil impuso licencias no automáticas a la importación de automóviles, medida que fue calificada como "intempestiva y sin aviso" por Argentina, que advirtió que la resolución afecta al 50 por ciento del comercio bilateral.
La ministra de Industria argentina, Débora Giorgi, envió el viernes una dura carta a su colega brasileño en la que defiende las medidas de protección comercial adoptadas por Buenos Aires y acusa a Brasilia de imponer múltiples barreras a las exportaciones argentinas.
Según Giorgi, las medidas argentinas no implican daño alguno para las exportaciones de Brasil sino que, por el contrario, en el primer cuatrimestre del año Argentina duplicó su déficit comercial con Brasil.
Para el economista Pablo Tigani, de la Fundación Esperanza, los conflictos comerciales por medidas proteccionistas entre Argentina y Brasil son "históricos" y recurrentes.
Tras una fuerte disputa comercial en la primera mitad de la década pasada, Argentina y Brasil habían fumado la pipa de la paz en 2006, cuando los gobiernos de los dos países diseñaron un mecanismo de solución de controversias entre sectores industriales privados para evitar desequilibrios en los intercambios.
Sin embargo, la tregua se resquebrajó por la ola de proteccionismo mundial desatada por la crisis económica y terminó de romperse la semana pasada. "Brasil, al tener tan apreciado el tipo de cambio, está cuidando las divisas. Y como Argentina es un país con el que tiene importantes intercambios, está tomando los recaudos para empezar a afectar ese comercio", dijo Tigani a la agencia de noticias Efe.
Con todo, si bien Giorgi salió con los "talones de punta" a responder a Brasil, el experto no cree que "la sangre llegue al río" pues seguramente, como en conflictos anteriores, las presidentas de ambos países intervendrán para resolver la dispuesta.
Aunque, acotó, habrá que ver cómo responde la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, a las fuertes presiones del "lobby" industrial de su país.
