Cambia según las horas del día, por la mañana refleja los rayos del sol y en la noche se transforma bajo las luces de la ciudad. Así es Cuprum, un hotel recubierto por planchas de cobre ubicado en Santa Rosa, La Pampa. Fundado en 2004, es único en su estilo, cualidad que lo convirtió en una de las postales características de esa localidad pampeana.
El cobre utilizado en su construcción trasciende ampliamente la obra, no sólo le da su nombre (deriva del griego Kupros nombre de la isla de Chipre, donde el mineral se encontró por primera vez), sino que le suma beneficios funcionales como durabilidad y bajo mantenimiento. “Elegimos el material por varias razones, en primer lugar necesitábamos tener una fachada que perdurara en el tiempo, con bajo o nulo mantenimiento, en segundo, buscábamos algo que se distinguiera dentro de la oferta existente en la ciudad hasta el momento”, explicó Eduardo Necol, arquitecto que diseñó el hotel.
Según Necol, la construcción del lugar demandó el uso de cobre de láminas, formato elegido por la ductilidad y maleabilidad del material. A su vez también se consideró el tema del color que, en este caso, se apostó por mantenerlo. Sucede que el cobre por el paso del tiempo y la acción oxidante del clima, cambia de color, pasando de su característico tono rojizo hasta llegar a un verde esmeralda. “Quisimos mantener el color inicial en el tiempo, por lo tanto fue pulido y laqueado con bicapa trasparente, evitando la reacción del material a los agentes atmosféricos. Este material de fachada, combinado con toques de acero inoxidable, cerámico, vidrio y mármol, se trabajó como una piel envolvente con una cámara de aire que aísla la mampostería, protegiéndola”, detalló el arquitecto.
El uso del cobre en la arquitectura contemporánea es una tendencia creciente y tiene que ver con sus múltiples beneficios, sobre todo para aquellas construcciones expuestas a la humedad corrosiva. Para Darío Rodríguez, arquitecto del departamento técnico de la Internacional Copper Association (ICA), entidad encargada de promover los beneficios y usos del cobre; es un material ideal para los climas del sur. “Es inoxidable, indestructible porque no pierde moléculas, se autoprotege con capas de sales verdes y adquiere un color muy bonito. Incluso muchos arquitectos lo piden con un proceso acelerado de corrosión para tener esa tonalidad desde un comienzo", explicó el experto.
Por otra parte, el cobre ostenta el potencial de ser el material ecológico más usado hoy en día y juega un importante papel en la construcción moderna, desde revestimiento reciclado y sistemas para techos, hasta sistemas de tuberías de alta tecnología y calefacción con tubos y accesorios que se fabrican a partir de cobre reciclado. A su vez, sus aleaciones también se utilizan en la fabricación de accesorios de diseño de interiores y objetos decorativos como manijas, perillas de las puertas y cilindros de cierre. También es el componente clave de muchas tecnologías de ahorro de energía, por ejemplo, los sistemas pasivos de calentamiento solar, que lo emplean para capturar y convertir la luz solar en calor.
En la actualidad diversos países del mundo constan de exponentes arquitectónicos que tienen al cobre entre sus materiales emblema. Es el caso del lujoso hotel Unique de San Pablo, Brasil, que destaca por su fachada de cobre verde; o la torre de control portuario de Lisboa, Portugal, de un atractivo rojizo que el arquitecto Gonçalo Byrne escogió para que se distinguiera desde distintos ángulos de la ciudad. En Argentina, el cobre evolucionó desde los numerosos edificios institucionales en Buenos Aires como la Casa Rosada, el Congreso Nacional, la Casa Matriz del Banco Nación, el Mercado del Plata, el Teatro Nacional Cervantes, el Planetario y numerosos edificios de arquitectura eclesiástica como la Catedral de San Isidro, Iglesia de San Fernando, Iglesia del Salvador, Basílica Santa Rosa de Lima, entre varios otros ejemplos.
