“Imagínese cómo se siente mi señora cuando sale y dicen que los inspectores municipales son coimeros. Si yo cobrara coimas andaría en un auto y no en la bicicleta”. Las palabras son de un inspector municipal de 27 años de servicio, que sólo aceptó hablar sin ser identificado. “Es que no tengo fueros gremiales, y me puede perjudicar en el trabajo”, le dijo a esta redactora. El hombre, de jean y chomba oscura, carpeta en mano, dijo que se siente ofendido por lo que dicen de ellos y también porque será relegado de su tarea habitual: el control de la venta ambulante. “Nos van a sacar a nosotros porque van a poner a los lavacoches de la Ignacio de la Roza. Esa es la fuerza de choque que tiene ahora el municipio, pero yo quisiera ver bajo qué instrumento legal han sido nombrados. Además un inspector no se hace en una semana”, se quejó ayer el empleado. El hombre coincidió con la versión oficial de que son solo tres los inspectores de planta permanente actualmente en funciones, pero dijo que si no son efectivos es “por inoperancia de las autoridades”.
