Un grupo de chicos que iba a "San Ceferino" en bicicleta por calle Rawson, en San Martín, aseguraron ayer que cuando el Renault 18 con un carro a tiro los pasó, como a las 6,40 de la mañana, "iba rápido". Lo que no imaginaban esos niños es que minutos después y a menos de cinco kilómetros, verían el mismo auto deformado por el impacto contra un eucalipto y, a un costado del vehículo lo peor, el conductor, agonizando en el asfalto en medio de un impresionante cuadro de destrucción y sangre.
Quien no tuvo ninguna chance de sortear la tragedia se llamaba Adrián Mauricio Castro, 34 años, padre de un bebé de 8 meses. Vivía en el barrio Aramburu, Rivadavia, era empleado del municipio de Capital y hacía unos pesos más los fines de semana, trabajando con un amigo suyo que alquila equipos de sonido e iluminación para fiestas, explicaron sus amigos.
Precisamente en un cumpleaños de 15 en Capital había estado Adrián, y cuando chocó iba con el carro para cargar los equipos que habían alquilado para otra fiesta familiar en la zona de La Puntilla, en San Martín. En ese lugar sus amigos habían recibido un llamado del joven con la aclaración de que cargaba gas y se aparecía por allí, pero nunca llegó.
El joven transitaba hacia el Este por calle Rawson, pero casi un kilómetro después de "El Puente de Ladrillo", se cruzó de carril y chocó violentamente contra un eucalipto, sin una frenada previa. Al parecer, luego del impacto se desprendió el carro y el auto dio medio giro despidiendo a su conductor.
Cuando los amigos y familiares de Adrián llegaron al lugar, no lo podían creer. Entonces se repitió las escenas dramáticas, los abrazos impotentes, el llanto.
"La verdad que no entiendo porqué le pasó a él. Adrián llevaba años trabajando en esto y nunca se durmió", dijo un amigo de la víctima, desconcertado.
"Había estado haciendo luces en un cumpleaños de 15 en la calle Mendoza en Capital, porque trabajaba con mi marido en la colocación de sonido y luces en las fiestas. Después de esa fiesta les llamó a los chicos (a La Puntilla) para decirles que cargaba gas y ya llegaba. Adrián vivía con su señora, tenía un bebé de 8 meses, era un muy buen amigo, vecino de toda la vida, una excelente persona. No puedo creer esto, qué desgracia por Dios…", decía ayer entre lágrimas, Sonia González.
La hipótesis de una falla humana (como haberse dormido) era ayer una de las principales que barajaban como causa del siniestro los policías de la Comisaría 19na. de San Martín, a cargo del comisario Edgar Bravo. "Que se haya dormido no se descarta, pero hay que confirmarlo con las pruebas", dijo ayer Bravo.
