Apenas veinte minutos antes de que arrancara el encuentro, la delegación de San Martín pegó la lista con los titulares para el encuentro. Más allá de la prueba del lunes con Alvarez por Bustos (¿lo cuidó Garnero por las cuatro amarillas para el choque ante Rafaela?), a más de uno sorprendió el cambio casi total de esa zona del campo respecto del choque pasado. A la ya sabida ausencia de Aguirre, titular contra el Celeste y que ni viajó a Santa Fe, se sumó el lógico regreso de Cantero, de lo más regular del torneo, y la salida de Oviedo. De esta forma los cuatro del medio mezclaron mucha marca por el centro con la dupla Wagner-Cantero y a su vez una gran dinámica y salida por bandas con Alvarez, por derecha, y Poggi sobre el sector opuesto. La falta de conocimiento de los cuatro en una misma alineación pasó casi desapercibida. La apuesta fuerte de Garnero le dio resultados pues durante la mayor parte del juego, el trámite se frenó o aceleró de acuerdo a lo que buscaba el Verdinegro.
Está claro que las dos líneas de cuatro es el sistema que mejor le cabe a este plantel, más allá de las ausencias por lesiones que llegaron a diez en la séptima fecha y por ende aquel 4-1-4-1 que lejos estuvo de ser el ideal.
Se trata de un planteo que ayer funcionó ante uno de los equipos más encaramados del torneo como el Sabalero, pero habrá que ver cómo resulta, por ejemplo el sábado recibiendo a Rafaela, un equipo que hace de la contundencia una declaración de principio. Para que funcione es vital la buena tenencia del balón, algo que el DT de San Martín pregonó ayer y le dio sus buenos dividendos más allá del empate final.
