En ocasión de la Semana Mayor de la Cristiandad es saludable para el espíritu recordar el mensaje de Amor y Esperanza que Nuestro Señor Jesucristo trasmite al hombre de hoy, en su dolor, en sus angustias, en sus miedos y también en el desaliento que produce el constante peregrinar en la tristeza del mundo violento que nos toca vivir.
Es por esto que la iglesia nos invita con renovada esperanza a hacer vivo y actual el anuncio de la Resurrección, mensaje transmitido a lo largo de los siglos y de la historia de la iglesia con voz fuerte gozosa y triunfante; Animada por la siempre esperanza de encontrarnos con el Dios Vivo y Resucitado en cada acontecimiento de la historia, en cada anhelo y esperanza de los hombres y aún también en los fracasos y perplejidades del mundo actual.
Los valores del Evangelio especialmente el de dar vida, hoy también se actualiza a través de la entrega generosa de aquellos que creen en el amor.
A pesar del descreimiento, la indiferencia y la frivolidad, el hombre de hoy necesita testimonios como el de Cristo que se hizo hombre para redimir al hombre y elevarlo a la dignidad de Hijo de Dios. Es por eso que cada momento de esta Semana Santa estará motivado por el expreso deseo de Dios de acudir en su mensaje al encuentro del hombre en sus necesidades especialmente la de sentirse solo y desprotegido. Cristo en la Cruz nos amó a todos sin excluir a nadie, en Cristo cada uno de nosotros esta llamado a ser luz pascual en la noche de los tiempos que nos toca vivir. El nos da su fuerza interior para sacar de nuestro propio interior los valores que su gracia depositó en nosotros en el día del bautismo y que por causa del pecado muchas veces no podemos descubrir y exteriorizar.
El Santo Padre Benedicto XVI, nos recuerda que la iglesia está viva y que cada uno de nosotros forma parte del plan de Dios para la santificación del mundo.
Es por eso que cada uno de nosotros está llamado a participar aún con su poca fe en la renovación del mundo actual confiando en la ayuda del Señor sin temor, sin tristeza y sin dudar de su ayuda.
Cristo Jesús llama a todos los hombres a un cambio radical en la manera de ver las cosas apoyándonos en el amor, en el perdón, en la tolerancia, en el respeto, en el espíritu del servicio, en la generosidad y en la mirada sincera y auténtica del amor entre hermanos.
La Pascua es una mirada hacia lo trascendente de nuestras miserias y debilidades, de nuestros rencores y frustraciones, de nuestras tristezas y avaricias. Cristo quiere que seamos hombres resucitados con un espíritu nuevo, llenos de confianza en la palabra de Dios que marca el camino de la verdad que plenifica y fortalece la vida del hombre y le devuelve su esplendor y su belleza.
Todo hombre, desde el niño por nacer, hasta el que se encuentra en el fin de sus días es amado por Dios y bendecido en su dignidad, por eso a todos llega el mensaje de esperanza de vivir según el mensaje pascual que Cristo nos da.
Que estas Pascuas traigan a nuestro pueblo la resurrección de una vida de familia, de amistad, de trabajo, de aliento, de reconciliación y de sincero espíritu fraterno donde respete la vida, la paz, la familia, la juventud, la niñez y la ancianidad.
Que Cristo Resucitado renueve el corazón de todos los sanjuaninos.
Felices Pascuas.
