Con 19 años de edad ya era maestro y su vocación de servicio lo llevó a dictar clases durante 5 años en las localidades iglesianas de Colangüil y Colola.
En el INTA comenzó el 1 de julio de 1970, trabajando como Asesor de Juventudes Rurales en la Agencia de extensión de Jáchal e incluía a jóvenes desde cuarto grado y hasta los 30 años de edad inclusive. Esta era una labor importantísima porque se formaban los futuros productores y ellos transferían las nuevas tecnologías, mediante la aplicación de las mismas en los surcos de sus padres. En el departamento norteño estuvo de 1970 hasta 1990 y alrededor del año 88, con el cambio del gobierno se encontró con el Pro-Huerta, en el equipo fundador del programa creado por el INTA, con 3 personas de San Juan, el ingeniero agrónomo Santiago Marcuzzi, Ernesto Martino y Aldo.
Con gesto serio nos cuenta "puedo haber comenzado por necesidad, como todos, pero con el tiempo me di cuenta que era lo que más me gustaba. El Pro-Huerta es el programa que más creció en el INTA. Hoy tiene actividades como la lombricultura, la avicultura, cunicultura, alimentación sana y huertas orgánicas demostrativas."
Agrega "el programa nació como una huerta orgánica sana y en este enfoque de la horticultura, nosotros fuimos pioneros. Ahora nos visitan desde Europa e imitan en muchas naciones latinoamericanas."
Aldo Albarracín, nunca descuidó la capacitación personal, y por ello asistió a 561 cursos para luego dictar numerosas capacitaciones, participar de más de 100 programas de radio y dictar charlas en la televisión.
Además es conocido como promotor de las huertas familiares así como en casi todas las escuelas de la provincia. Fue el primero en construir una huerta terapéutica con los internos de la cárcel y del neuropsiquiátrico, así como la huerta más alta de la ciudad de San Juan, ubicada en la terraza de la Escuela EPET Nro 4.
Y ahora sueña con construir una huerta en la terraza del Centro Cívico, porque para él "si hay sol, la gente puede hacer una huerta en cualquier lado y así transformar el agua en comida."
Para Albarracín, una familia que hace una huerta, es una familia de pie.
Para él existen los milagros y los más importantes son sus hijos María Belén, Romina Julia, Aldo Jesús y sus hijos "del corazón" Matías Ezequiel y Aylen Roxana, quienes lo acompañan junto a su señora María Inés.
Pero no son los únicos milagros, el recuerda entre otros haber acercado una señora de Pampa del Chañar a Jáchal con un ataque al corazón y se salvó. En la localidad jachallera de El Rincón, también auxilió a una parturienta que dio a luz una nena y en Pocito a una maestra accidentada en la ruta que llevó al hospital y se salvó. "Dios me puso ahí", asegura.
"Debo haber andado -expresa tranquilo- algún millón de kilómetros promoviendo huertas, tuve y tengo compañeros de oro con formación profesional, intelectual pero por sobre todo humana a la que antes llamábamos "la familia" del INTA."
Finalmente recordó gratamente la iniciativa de don Francisco Salvador Montes, director de DIARIO DE CUYO, que hace unos años atrás, decidió premiar a las escuelas e instituciones que presentaran los árboles más longevos de la provincia. El participó y recibió una distinción por un algarrobo negro ubicado en Pampa del Chañar, departamento Jáchal.
