Tita Merello fue una estrella del espectáculo argentino que abrió una huella dentro del tango, para todas las mujeres que, compartiendo o no su estilo, hoy cantan por escenarios del país y el mundo. Su vida estuvo marcada por el dolor, abandono, momentos de hambre y desamor, pero con toda esa mochila pesada a cuestas, dejó testimonio de valor. Conquistó a los argentinos no sólo con el tango, sino también como actriz en distintas películas y en las tablas de teatros porteños y extranjeros. Un día como hoy, pero de 1904, nacía en una humilde casa del barrio porteño de San Telmo. Murió el 24 de diciembre de 2002, a los 98 años de edad.

Tita fue una de las más grandes estrellas en la época de oro del cine argentino. Se consagró en grandes películas de la década de 1940 y 1950 como "Mercado de Abasto", "La morocha", "Filomena Marturano", entre otras. Con 33 títulos en su haber, Merello recibió una gran cantidad de premios, entre ellos el Cóndor Andino (1966) como mejor actriz, y por el mismo rubro también recibió otros dos en 1951 y 1954. En México fue galardonada con un premio Ariel por su actuación en "Cinco rostros de mujer" (1947), el Premio Nacional del Fondo de Bellas Artes en 1996, entre tantos otros.

Considerada la mejor actriz dramática y un mito viviente de Argentina, Merello hizo una gran carrera. Como muchas figuras fue nombrada "Ciudadana Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires" a principios de la década de 1990.

El nombre real de Tita era Laura Ana Merello. Era hija de una planchadora y un cochero, su padre murió cuando ella tenía 7 meses de edad y a los 5 años fue internada en un asilo, por que su madre debía ir a trabajar. En su infancia vivió en Montevideo, Uruguay, donde fue mucama, después en Bartolomé Bavio, cerca de Magdalena, donde realizó trabajos en los que ayudaba a su familia ordeñando vacas. En la década de 1920 aprendió a leer y a escribir, ya que nunca pudo ir a la escuela, porque debía ayudar en la casa. Tita Merello siempre afirmó que la calle le había enseñado todo.

Comenzó trabajando como corista en un teatro cercano al puerto. En 1920 debutó en el Teatro Avenida en "Las vírgenes de Teres". A partir de ahí hubo un rosario de actuaciones. Pasó a los cafetines de 25 de mayo donde popularizó su figura como Titina. Después actuó "por hambre" -como ella decía- en el "Bataclán", casi pornográfico. Llegó a ser "vedette" de la revista nacional y la llamaban "La vedette rea". Estrenó la obra "Leguisamo solo", de Modesto Papavero, que resultó un éxito. En 1923, luego de aprender a leer, se integró al Teatro Maipo en la revista "Las modernas scherezadas", cantando su primer tango "Trago Amargo".

Su debut en el teatro sucedió en "El lazo", escrito por Claudio Martínez Paiva en la década de 1920.

La grabación también la tuvo como protagonista. Su primer disco fue en 1927, para el sello Odeón, con dos tangos: "Te acordás reo" (de Emilio Fresedo) y "Volvé mi negra" (de José María Rizutti y letra de Fernando Diez Gómez).

1954 sería un año consagratorio como cantante para Tita. Grabó varios discos, entre ellos: "El choclo" y "Se dice de mí". En los años sesenta y setenta grabó más de cuarenta temas, con las orquestas de Héctor Stamponi, Carlos Figari y Héctor Varela. Sus últimos dos discos los hizo con Héctor Varela y Nacha Guevara. Además, escribió las letras de los tangos "Llamarada pasional", dedicada a Luis Sandrini, su gran amor.

En cuanto a su participación en el cine, Muchos historiadores afirman que Tita participó en una película muda en 1928. De todas formas, hizo su aparición en la primera película sonora argentina, "Tango", del año 1933.


Sus amores

Tita Merello tuvo muchos amores durante sus épocas de cine en la década de 1940. Se la vinculo a Juan Carlos Thorry, Daniel Tinayre, entre otros. En 1942 encontró a Luis Sandrini, quien fue su gran amor, pero la relación terminó en 1948, cuando él viajó a España para filmar "Ole, Torero" y Tita fue convocada para protagonizar "Filomena Marturano". En 1949 Luis Sandrini volvió a Argentina y conoció a la actriz Malvina Pastorino, con quien se casó y tuvo dos hijas. Tita solía tomarla como una enemiga, pero tras la muerte de Sandrini, en 1980, se reconcilió.

Con el tiempo, Tita se recluyó en su soledad ("La soledad es mi enemiga", dijo) y la angustia en ella aumentaba. Sus salidas empezaron a disminuir, y encontró consuelo en Dios, orando todos los días.

Cuando Tita se dio cuenta de que sus fuerzas menguaban se dirigió a la fundación Favaloro, donde convirtió su habitación en su casa. Entró en 1997, se quedaba allí porque, aunque estuviera bien quería que la revisaran.

Con su muerte en 2002, se apagó la vida de una mujer que le dio mucho al espectáculo argentino, aunque su vida siempre sintió un vacío como lo refrenó con una frase antes de morir "necesito amor…es tan difícil".