Después de la crítica situación que vivió la población chilena y argentina por la intensa actividad del volcán Copahue, llegó la calma y más de 600 personas evacuadas pudieron volver a sus hogares en la localidad de Caviahue, provincia de Neuquén, como así también los pobladores en las localidades del país trasandino. Según los últimos reportes del SEGEMAR (Servicio Geológico Minero Argentino), la actividad del volcán Copahue ha disminuido en su nivel de peligrosidad pasando del alerta naranja a alerta amarillo. Sin embargo, el riesgo sigue latente, porque el volcán permanece en actividad. Es por ello que sigue teniendo un riguroso monitoreo por especialistas, geólogos y vulcanólogos del Observatorio Vulcanológico del Sur (OVDAS) que está en comunicación permanente.

Los profesionales chilenos y argentinos trabajan en conjunto hace varios años registrando la actividad volcánica del Copahue y del Puyehue. Es que mediante esta colaboración y por un acuerdo binacional entre ambos países (firmado en enero de 2013), se logró instalar un sismógrafo triaxial de banda ancha. Este instrumento que, conectado a una antena satelital, monitorea en tiempo real la actividad sísmica del mencionado volcán.

El plan de acción, coordinado por el equipo de técnicos del SEGEMAR, llegó a la zona de riesgo para operar acompañando al comité de crisis de Neuquén, articulando las tareas logísticas, tecnológicas, de transporte, científicas y sanitarias.También se instalaron tres equipos en la localidad de Cavihaue para monitorear la calidad del aire; y otro en la localidad de Huecu para monitorear la calidad del agua.

No obstante, el uso de esta herramienta ya es muy conocida por geólogos y sismólogos especializados de San Juan. Aunque en la prensa se ha divulgado que es el primer sismógrafo en el país de este tipo, en realidad, hace casi 20 años lo viene utilizando el Instituto Nacional de Prevención Sismica (INPRES) y la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).

El ingeniero Alejandro Giuliano, director del INPRES (desde 1997 hasta la fecha), conoce de manera directa cómo funciona este dispositivo para medir sismos y también hace algunas aclaraciones sobre la diferencia entre estudiar un movimiento sísmico, en el caso de una falla tectónica y en el caso de un volcán.

Para empezar a comprender el asunto, primero, el ingeniero habla desde su labor en el estudio al que le compete. “Estamos en una de las zonas sísmicas más activas del país (En referencia a Mendoza, San Juan y La Rioja). Registramos más alrededor de 35 sismos promedio por día. Lo que se registra depende de la sensibilidad del instrumento. Pero también al monitoreo del fenómeno, para determinar dónde ocurrió el sismo, cuál fue el epicentro y con qué magnitud, se necesita una red de estaciones sismológicas, ya que con un solo sismógrafo no es suficiente. En cambio, si el sismógrafo se lo usa para monitorear un volcán como el Copahue, es necesario para monitorear el comportamiento del mismo y registrar sus movimientos, que son mucho más pequeños a las cuales los sanjuaninos estamos acostumbrados”.

Giuliano agregó: “El sismógrafo sirve para construir datos estadísticos y dar información constantemente que llegan a la estación central en tiempo real por satélite o por Internet”.

Según lo dicho por el ingeniero, desde 1994 funciona el sismógrafo de banda ancha en la estación sismológica del Paso de las Flores en Río Negro, que pertenece al INPRES. El instrumento es tan flexible en sus prestaciones que hasta puede “monitorear los movimientos sísmicos provocados por explosiones de ensayos nucleares”.

El terremoto de Chile y sus efectos

Si bien, para el INPRES, importan los sismos de carácter tectónico, generados por fallas activas (en San Juan se identifican unas 9). En cambio, los vulcanólogos vinculan la actividad sísmica con la actividad volcánica. Alberto Caselli, Doctor en Ciencias Geológicas y especializado en el estudio de los volcanes Copahue y Puyehue, sostiene que por lo general, cuando se suceden terremotos de gran magnitud puede afectar a los volcanes.

Después del gran sismo ocurrido en Chile en enero del 2010, presentó una larga serie de terremotos locales. Y un trabajo de investigación sobre sismos de gran magnitud, demuestra que existe “una gran loza de placas que se movilizan debajo de la placa Sudamericana y puede afectar a volcanes de hasta unos 700 kilómetros del lugar donde se produjo el movimiento durante los dos o tres años siguientes.Toda esta vibración sobre las cámaras magmáticas puede afectarle perturbación, una exolución de gases y una sobrepresión que podría disparar una erupción”, esto dicho por Caselli en publicaciones especializadas hace dos años atrás. Es probable de que el terremoto del 2010 haya estimulado la acción volcánica de la región, por ende, lo que sucede en el Copahue, puede llegar a ser una consecuencia indirecta de aquel fenómeno sísmico. Aunque alcanzar a esa conclusión, requerirá de un mayor y riguroso trabajo por parte de los científicos.

Seguimiento del volcán

De acuerdo al informe que emitió el Comité de Crisis de Caviahue-Copahue, en consonancia con la información por parte de los técnicos del Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur (OVDAS) y del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (SERNAGEOMIN), se registró en las últimas horas una tendencia estable a descendente en el número de evento.

Caselli, quien forma parte de éste equipo y estuvo trabajando en Chile en la zona crítica, indicó que la mayoría de los eventos son de tipo híbrido (que indican fracturamiento seguido de movimiento de fluidos) de baja magnitud. Además, según el informe de Caselli, no se registró una señal sísmica que indique el rápido movimiento del magma por el conducto (tremor continuo).“El proceso continúa con baja intensidad y las señales sugieren que este pulso de actividad se encuentra en declinación, aunque se estima que continúa el lento ascenso del cuerpo magmático viscoso en las capas someras del volcán. Este proceso o pulso eruptivo ha disminuido considerablemente pero el mismo puede reiniciarse en cualquier momento (semanas o meses) con las características mencionadas en informes anteriores”, indicó el vulcanólogo y docente de la Universidad Nacional de Río Negro.

Chile levantó el alerta rojo, lo que permitió el regreso de sus evacuados. El macizo, ubicado a 400 kilómetros de Santiago de Chile, mantiene las emanaciones de vapor azufrado, por lo que continuará la vigilancia sobre él. Además, Caselli advirtió también que “este proceso puede desembocar en la extrusión de lava viscosa (domo) y la posibilidad de evolucionar la actividad hacia una erupción magmática de mayor envergadura a la de diciembre 2012”.

Amenaza en silencio

Para comprender el comportamiento de un volcán es tan complejo como predecir un terremoto. En el país hay 50 volcanes identificadosen la frontera con Chile y cuya silenciosa actividad preocupa a los científicos. ¿Cuándo entrarán en erupción? No puede saberse. Argentina y Chile se encuentran al borde del gran “Cinturón de Fuego del Pacífico”. Para diagnosticar y prevenir los riesgos ante una eventual catástrofe a pesar que resulta imposible predecir con exactitud cuándo se producirá una erupción. Por ello, se hace imperiosa la colocación de sismógrafos en las inmediaciones como así también en la comunicación del riesgo y el trabajo comunitario con la población que pudiera resultar afectada por el fenómeno.

El SEGEMAR realiza estudios geocientíficos sólo en el caso de que las ciudades lo soliciteny puedan pagarlo. Un estudio de peligrosidad bien detallado puede valer 150 mil pesos o más. Aunque el costo reside no tanto en la compra de los equipos tecnológicos sino en la permanencia constante en el tiempo que uno o varios especialistas deben hacer para realizar el seguimiento en una zona volcánica identificada. Al fin de cuentas, resulta una inversión más que necesaria para cualquier ciudad, para conocer cuán firme es el terreno sobre el que está creciendo.

(Fuentes: La Nación, La Mañana de Neuquén, Miradas al Sur, INPRES y TELAM)