Recorriendo las carpas que albergan la XVI Feria Internacional de Artesanías desde el jueves pasado, en el interior del Predio Ferial; los visitantes pueden encontrar atractivas piezas de elaboración artesanal, de fabricación industrial y también comercial; y precios que van desde $5 y $7 y llegan a superar holgadamente los $1000. Este sábado, según informó Mónica Arturo, directora de Acción Cultural de la Subsecretaría de Cultura provincial; una de estas producciones se llevará el premio adquisición "Mercado Artesanal Luisa Escudero" que entrega el Gobierno de San Juan, otra el premio adquisición de Augusto Cosma, propietario del acontecimiento, y diez más recibirán distinciones por su trabajo.
Desde las primeras horas de la tarde; los dueños de los 250 stands que este año se disponen en el enorme playón, ponen a la vista sus artesanías; algunas originales, otras únicas y otras ya cotidianas pero igual de atractivas para el público que tiene especial debilidad por los tejidos, la bijou, las prendas de vestir y los mates.
Para la mayoría de los artesanos esta no es la primera vez que recalan en San Juan para el encuentro, muchos vienen desde la primera edición y ya son caras conocidas para el público -el fin de semana largo 20.000 personas transitaron por el predio-.
Pero Verónica y Lionel, son la excepción. Además de ser muy jóvenes, ellos unos de los pocos novatos en ofrecer sus creaciones en esta edición Nro. 16 de la feria.
Con sólo detenerse en su puesto, el transeúnte se encuentra con un centenar de guitarras y bajos en miniatura elaborados con madera de salina, zoita y pino muy común de la zona de Carlos Paz, donde ambos habitan y tienen su taller. Algunas son réplicas de instrumentos de astros del rock nacional como el fallecido Pappo y de leyendas de la escena internacional como The Beatles; y otras se presentan en forma de llaveros, mensajeros o como objetos de colección.
En este mundo de variedades, otros de los atractivos son los abrigos que combinan lanas rústicas y pieles, los barcos de madera en forma de lámparas, los cuadros convertidos en bodegas, las carteras y camperas en piel de conejo, los utensilios de campo realizados con hierro, y los infaltables fiambres y los dulces caseros. Y hay mucho más, para todos los gustos y bolsillos. Sean suspendidos en las paredes, colgados en percheros o simplemente arriba de un mesón, todas las piezas a su manera exhiben el minuicioso trabajo manual.