Son partidos que marcan un antes y un después. Victorias que consolidan una propuesta y que terminan por darle alas a las ilusiones de todo un pueblo como el Verdinegro que asistió complacido al paso más grande al ascenso que se pueda dar en un torneo como este en el que todo es rápido y corto. San Martín, de atrás para adelante, como debe ser, fue trabajando el partido en cada tiempo. En la primera parte, apostó de entrada a la presión, a la velocidad pero cuando Argentinos le adormeció la pelota, cambió criteriosamente a la idea de pelear la posesión, de no ofrecer espacios y a buscar la manera de contrarrestar el muy buen trato de pelota de Román y sus compañeros. Esa faceta fue por demás rescatable en un San Martín que dio muestras de una capacidad de reacción sobre la marcha admirable.
En el segundo tiempo, este mismo San Martín puntero, dejó clarito porqué es el líder. Impuso todas sus condiciones en el arranque del segundo tiempo cuando abrió el partido para después terminar de resolverlo con la contundencia de los que saben siempre lo que quieren dentro y fuera de la cancha. Apretó a Argentinos, sacó la ventaja con el gol de Figueroa y luego, se cerró como debe ser, para que la reacción del Bichito fuera estéril. Capeó el temporal momentáneo con la solidez de su línea defensiva y cuando decidió lastimar en la contra con la velocidad de los puntas y la precisión de los volantes externos, no perdonó.
En los nombres, la regularidad de la zaga central Mattia-Vera ya es pilar indiscutido de este San Martín. Los dos laterales cumplen y tal vez luzca más lo que hace Quiroga por su naturaleza de volante, pero González marca y muy bien. En el medio, la soltura con la que López se muestra disimuló la ausencia de Gelabert, mientras que el trabajo sucio del Mencho Bustos no luce pero rinde. Por los costados, Bogado y Poggi son clave en la transición de defensa a ataque y siempre desequilibran. Mientras que arriba, el vértigo de Figueroa sintoniza con el oficio de Carlos Bueno que ya se metió a la gente en el bolsillo.
San Martín ganó con la solidez de los que saben qué quieren. De atrás para adelante, sin regalarse, este equipo dio un paso gigantesco a su objetivo: volver a Primera.
