�La presidenta Cristina Fernández de Kirchner asistió ayer a la misa que ofreció el papa Francisco y tras casi dos horas de celebración estrechó la mano del pontífice. La jefa de estado logró así su sexto encuentro, aunque breve, con el Papa a quien sorprendió al término de la misa en el parque Ñu Guasú con el obsequio de un recorte de un diario cuando Juan XXIII rezó por la salud de Eva Perón que presentó con un marco de madera labrada. Desde las 10.30 y hasta minutos antes de las 13, Cristina siguió la misa bajo un Sol implacable que la obligó a cubrirse con lentes ahumados. Tras su salutación con Francisco, saludó a argentinos y emprendió su regreso.