No hubo sorpresas más allá de sus dientes, que se convirtieron en blanco (mucho menos iridiscente, seguro) de los comentarios. Pero atendiendo el consejo de Mirtha Legrand -"Nunca hay que abandonar un éxito’- puede que eso no sea siempre un defecto. Con una fórmula archiconocida que tiene como alma su propia espontaneidad, Susana Giménez volvió a la tele argentina el lunes por la noche, en Telefe (vuelve hoy a las 21, con Salven los millones). Una apertura en clave de sketch y con gran despliegue, junto a sus amigos-galanes-amuletos (Darín y Marley a la cabeza) a los que luego sentó en el living, el recuperado Gasalla y la embarasadísima Luisana Lopilato fueron el menú del debut, lo más visto del día.
Con un ceñido vestido negro que resaltó su figura -contó que está "flaquita’ porque come un yogurth en la mañana, ensalada de frutas en la tarde y una comida liviana por la noche- Susana adelantó que no hablará de política (¿podrá?), mostró perlitas del sketch, se mandó unas "susaneadas’ (puso en evidencia que la corbata de Gasalla ya la había usado en ShowMatch), se divirtió en un living light con los muchachos y La Sole -desparejos partenaires de sus ocurrencias- y "chusmeó’ con Luisana las delicias de su vida conyugal.
Pero como era de esperar, el momento más jugoso -y que se reflejó en el pico de 27 puntos- lo deparó la charla con La abuela, que le preguntó desde el lance público que le tiró Mike Amigorena (uno de los invitados, y que ella recibió onda piropo) hasta cómo hace para viajar tanto al exterior ahora que está difícil comprar dólares, pasando por su ex Roviralta, que justo se casaba esa noche. "Pobre chica’, disparó desde las entrañas.
"Mi misión en la vida es entretener. Después de 40 años llegué a esa conclusión’, reflexionó en su regreso. Y eso es lo que hizo. A unos más, a otros menos, pero lo hizo.
