En el 2004 llegó a DIARIO DE CUYO sin mucha más chapa que su bandoneón, (una reliquia que perteneció al maestro Salvador Catanzaro, célebre director de orquesta de San Juan; y que había adquirido con mucho esfuerzo), talento prometedor, un par de famosos maestros (Julio Pane y Daniel Binelli) y muchas ganas de superarse. Entonces tenía 21 años y era la primera vez que iba a tocar en el Auditorio. "Imaginate, tocar en esta sala", repetía ilusionado. Cinco años después, el próximo jueves, Juan Pablo Jofré Romarión volverá a presentarse en esa sala, pero ya con otro haber. Hace poco más de un año se radicó en Nueva York, donde siguió perfeccionándose. Recomendación va, recomendación viene, se fue conectando con la comunidad artística, a la que entró sin demasiados rodeos, con las llaves del tango y del bandoneón. A partir de entonces, actuó en distintos escenarios (como el New York City Center y The Box, un reducto VIP que lo contrató junto a los Lombard Twins, los gemelos porteños que bailan desde tap a hip-hop), hizo presentaciones televisivas (en el show de Rosie O’Donnell tuvo a Liza Minelli y Gloria Estefan entre el público) y se le abrió un panorama laboral que ni había soñado. "Aunque todavía hay que seguirla remando", confiesa con su habitual simpatía el joven músico, que desde que pisó suelo norteamericano no había vuelto a la provincia.
El regreso a sus pagos se dio por un par de semanas y caduca el próximo domingo. El objetivo, lógico, visitar a su familia y amigos. Pero la música tira y Juan Pablo -que comenzó a incursionar en este género de manera autodidacta y luego se trasladó a Mendoza para estudiar Composición- no pudo resistir la tentación de dejar su impronta musical antes de partir.
Verano Porteño y Libertango -obras de su idolatrado Astor Piazzolla, a quien casi se consagró por completo- serán las piezas que abrirán el recital, que en esta primera parte también contará con dos estrenos propios: Primavera y Hard Tango, que él escribió hace unos seis meses en su departamentito de la 161 Street de Broadway, que alquila con lo que gana con sus presentaciones y donde mama -como dice- las influencias del abanico musical neoyorquino, incluido el jazz. Para este tramo, el sanjuanino contará con el apoyo de Pablo Grossman, Nelson Videla, Enzo Pérez y Pablo Cafici.
En la segunda parte del recital, Juan Pablo estará acompañado por la Orquesta de Cuerdas Carlos Guastavino, bajo la batuta del director de la Sinfónica de la UNSJ, Gustavo Plis Sterenberg. Junto a ellos pondrá a rodar el Concierto para Bandoneón y Orquesta que Piazzolla estrenó en el Colón hace 30 años y que -según comenta Jofré Romarión- hace más de 20 no se ejecutaba en San Juan.
"No sé por qué, tal vez porque es un poco complicada o también porque no hay aquí muchos bandoneonistas", dice uno de los pocos jóvenes sanjuaninos que abrazó este instrumento, además de Martín Ferres (quien forma parte del staff de Bajofondo de Gustavo Santaolalla).
"Me encanta volver a tocar en San Juan, para mí siempre es algo maravilloso. Lo único es que venía de vacaciones y acá estoy más ocupado que allá. Voy a tener que irme para descansar", se ríe y entusiasma de cara al concierto Juan Pablo, a quien lo esperan presentaciones en Miami (el mismo concierto de Piazzolla que hará aquí) y Manhattan; y que en julio volará rumbo a China, para un festival de tango que produce Tango Collection.
"Estoy muy contento porque ahora me dieron la visa hasta el 2011, así que todo bien. Estoy trabajando, siempre haciendo cosas… claro que la lucha no para nunca, pero no me puedo quejar", resumió
