Fue en 1939 cuando creó Aranjuez, una obra que le dio celebridad, siendo uno de los 11 conciertos para varios instrumentos que compuso. Mis encuentros con él, siempre rodeado de su esposa y su hija Cecilia, fueron varios. En el último de ellos tuve la suerte de que aceptara realizar un reportaje en la bella y mítica localidad de Aranjuez (municipio madrileño, conocido también como Real Sitio y Villa de Aranjuez que data del año 1560). Allí le llevamos desde Madrid el mejor piano de cola para completar la escena: era inevitable acercarlo a un piano y que no tocara algún fragmento de su rico repertorio, incluso con una sola mano. Ser especial, Joaquín Rodrigo gustaba poco de las entrevistas periodísticas, pero siempre se mostraba cordial y generoso. No hay que olvidar que a los 3 años de edad, perdió la vista como consecuencia de una epidemia de difteria, pero eso no le impidió seguir creando música casarse, tener una hija y vivir la vida. Disfrutaba mucho el mar, porque quizá fue el primer sonido que amó en las costas de su natal Valencia. Allí nació en 1901, el día de Santa Cecilia, patrona de la Música, y su obra musical representa en gran parte un homenaje a las diversas culturas de su país. El maestro Joaquín Rodrigo, fue un ilustre embajador de la música española universal.
En una ocasión, estuve con el maestro y su familia en su chalet de vacaciones del Pantano de San Juan. Y también tocó el piano durante el reportaje. En cada movimiento de sus manos sobre teclas eternas, lucían su talento, su bonhomía, su seriedad y ese halo místico de los grandes que nunca mueren. Fue una de sus últimas entrevistas conservando su lucidez y ha sido incluida en la página oficial de Rodrigo en Internet. Tenía entonces 88 años y así conversamos:
— Si tuviera que definir en pocas palabras su obra, ¿cómo lo haría?
— ¡Hombre!, que es una obra musical directa, clara y sincera. También puede decirse que es refinada y luminosa sí (ríe con modestia). Bueno, también que es muy optimista.
— ¿Y qué recuerda de aquél 1929 en que conoció a su pianista Victoria Kamhi, que terminaría siendo la esposa de toda su vida?
— Hay muchos recuerdos. Victoria y yo nos conocimos en París, y desde el primer momento vimos que pensábamos de una manera parecida, incluso teníamos gustos semejantes. Ya entonces yo había estrenado algunas obras, y tenía unos treinta y uno o treinta y dos años.
— Dicen que Victoria fue fundamental en su carrera.
— Ya lo creo, fundamentalísima. Fue muy grande su apoyo, por que ella ya entendía mucho de música, tocaba el piano, que lo sigue haciendo; me leía, y siempre estaba y sigue estando a mi lado permanentemente.
— ¿Cuándo nació su vocación por la música?
— Muy pronto. Desde niño, ya sentí una gran inclinación por la música, me gustaba oír música todos los días. Y hubo algunos compositores amigos que me animaron, como de Falla, Chavarri y Enrique Román, entre otros.
Estreno del "’Concierto de Aranjuez”: Tenía 8 años cuando comenzó en Valencia los estudios musicales de solfeo, violín y piano, para después continuar con armonía y composición, con los maestros Francisco Antich, Enrique Gomá y Eduardo Chavarri. De este aprendizaje y de su innata vocación, comienza a componer en 1923, y cuatro años después ya asiste a la Escuela Normal de Música de Paris, donde estudia composición con Paul Dukas. Al poco tiempo se presenta como pianista y compositor en los espacios musicales parisinos y se hace amigo de grandes figuras como Ravel, Milhaud, Honneger, Stravinski y Manuel de Falla. Es en 1940 cuando en Barcelona tiene lugar el estreno mundial del Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta, creado en 1939, la primera de sus obras que le otorgaría fama universal. Los especialistas coinciden en que Rodrigo creó su gran obra siguiendo una estética que él mismo denominaba "’neocasticismo”, afirmando el gusto por las formas clásicas, mientras conjugaba la tradición española y el presente. Y más allá de conocer las más modernas estéticas europeas, subraya su propia personalidad.
–Maestro, ¿es verdad que su célebre "’Concierto de Aranjuez” se ha escuchado también en La Luna y que los astronautas lo invitaron a usted a Estados Unidos?
— ¡Hombre! Se que se ha escuchado en toda la Tierra, pero no se si los astronautas quisieron oírlo también en la Luna. La NASA nos invitó a mi mujer y a mí, y estuvimos por ello en Houston.
(*) Periodista.
