Toda la vida de José Alberto Flores estuvo ligada a los caballos. De niño, cuando vendía achuras conduciendo una carretela, soñó con tener un ejemplar de carrera. Recién hace siete meses, con la venía de su familia, se metió en el mundo del turf.
Viajó con su hermano a Buenos Aires y adquirieron a Raise It Up y Sencible Band (éste último corrió el Sarmiento). Actualmente el stud Patitas Alegres cuenta con siete pingos. A los dos citados se suma Spaghetti Way, comprado en Mendoza.
Lo curioso del caso de Flores es que no sólo es el propietario, sino que también es el cuidador de sus caballos. Aún cuando tiene peones que lo acompañan, es él quien todas las mañanas, de 8 a 10, sale a varearlos y está atento a las necesidades de sus pensionados.
Cuando se le consultó sobre cuales fueron los parámetros para comprar a Raise It Up, contestó con un sencillo, como simple: “porque me gustó”.
Actualmente es propietario de una casa que vende recortes y menudencias carneas y también tiene una fábrica de embutidos. “Después de estar con los caballos me doy una vuelta por el negocio y me dedico a hacer lo que haga falta. A veces salgo al reparto”, contó quien por las tardes pasa por las caballerizas del hipódromo para seguir de cerca a sus caballos.
En solo siete meses, Flores ya disfrutó de las mieles de ganar un clásico. “Nosotros lo habíamos inscripto para la carrera de 1.400 metros, que es una distancia en la que anda bien y como esa prueba se cayó, lo inscribimos en la más corta (1.100 m), teníamos confianza, pero no imaginábamos una alegría así”, dijo, profundamente emocionado.
