Comparable a los mega-espectáculos que trajeron a San Juan años atrás Chayanne o Luis Miguel. Así, al mejor nivel internacional, con un despliegue técnico y artístico pocas veces visto en esta tierra, anoche Marco Antonio Solís debutó en vivo y en directo antes sus miles de fans sanjuaninas, que habían colmado hasta el espacio más recóndito del Estadio Cerrado y lo recibieron a grito pelado y hasta con lágrimas de emoción. El marco más que acorde para esta primera cita, esperada largamente, que si bien contó con una buena cuota de humor y alegría; estuvo teñida de un potente romanticismo.
Experimentado en esto de seducir almas femeninas a través de su música y sus canciones, el mexicano estuvo a la altura del cariño y la admiración que desbordaba la platea y no defraudó. "Buenas noches hermanitos de San Juan, gracias por esta hermosa oportunidad" les dijo con calidez, provocando una ola piropos y amores platónicos, que se fundieron con la música.
"Nuestro objetivo es establecer una comunicación interior a través de la música, hablar de nuestras cosas", comenzó el diálogo que se extendería durante las dos horas de espectáculo, que también contó con un coro "de ángeles", sensuales y enérgicas bailarinas, músicos compenetrados con el show -incluido un conjunto de cuerdas del Teatro Colón- y hasta una organización impecable.
Así, en ese escenario, se desarrolló el recital del ídolo latino, uno de los máximos cultores del denominado "género cebolla" (por sus ingredientes melodramáticos al mejor estilo culebrón de televisión), donde no faltaron amores felices y desencontrados, rupturas, reconciliaciones, olvidos y recuerdos; temáticas que lo han inspirado a lo largo de su carrera, por la que hizo un vuelo más que acertado que enamoró y dejó a sus seguidoras suspirando por más.
