La olivicultura sanjuanina plantea dos caras de una misma moneda en un actividad que ha sabido atraer a los más importantes referentes mundiales del sector.
Es que desde 1992 con la Ley de Promoción Agrícola, se creció de 4.500 hectáreas a más de 20.000. Sin lugar dudas el desarrollo inicial fue asombroso, la tecnología de punta aplicada para labores culturales, riego y cosecha maravillaron al mundo así como la generación de empleo. De menos de diez plantas hoy en la provincia hay al menos 30 fábricas de óleo y otras tantas de aceitunas.
Pero del otro lado de la moneda nos referimos a la dura realidad impuesta para más de 100 empresas olivícolas locales que este año vieron helarse unas 8.000 hectáreas. Se habla que entre cultivos abandonados, secos por daños del 100% y arrancadas se estiman que están en vía de extinción unas 7.000 hectáreas.
¿Qué nos pasó? ¿Mal asesoramiento? Uno que vivió los años de auge debe decir que en aquellas épocas como hoy, no había información climatológica histórica que permitiera prevenir a los nuevos inversores de entonces sobre los riesgos climatológicos existentes.
Había que colonizar un desierto tan inhóspito como desconocido en materia agroclimatológica. Este año alrededor del 70% de la aceituna aceitera local brilló por su ausencia.
Eso sí, el canto de la moneda lo marca la ruta nacional 40. Hacia el Oeste, oasis olivícola tradicional, hacia el Este, la mala suerte aumenta con la lejanía a vía carretera.
Pero además sobre los malos resultados agronómicos en algunas zonas, se vino la noche también en aspectos como el aumento desmedido en los costos de producción frente a un tipo de cambio internacional estanco restando competitividad internacional para la oferta exportable en general de nuestro país.
Ni hablar de la crisis económica y financiera internacional que retrajo el consumo y generó conflictos comerciales al punto de colocar barreras para arancelarias insalvables durante dos meses por parte de Brasil, en represalia contra Argentina por su prohibición al ingreso de carne de cerdo brasileña.
Hoy, gracias al Prosap junto a la Coviar, el Ministerio de la producción avanza en la colocación de estaciones climatológicas en diversos puntos de los principales oasis sanjuaninos y esta realidad es muy buena.
Claro está que en este aspecto vale la autocrítica de quienes asesoraron olivicultura en lugares no tradicionales, dado que en el Simposio Internacional del Olivo planteó la necesidad de incrementar ensayos de cultivos, por zonas, no solo para San Juan, sino para todo el país.
Es más, muchos profesionales de la agronomía que otrora asesoraban en olivicultura, esta semana asistieron al Seminario Internacional del Pistacho, en búsqueda de reconvertir los monte olivar. Es justo decirlo.
En aspecto el ingeniero Facundo Vita ponderó el momento actual de la olivicultura, señalando que se trata de un momento de inflexión, donde, luego de 7 años de caída de inversión en el sector, habrá un crecimiento de la actividad por las mejores condiciones internacionales.
Eso sí, para Vita esta nueva de desarrollo sostenido de la actividad será en función de mejores variables agronómicas, mayor información de cada zona donde el potencial del olivo se desarrolle a pleno.
