Las marchas y contramarchas y hasta la rescisión del contrato con las empresas constructoras que iniciaron los trabajos en abril de 1998 no pasaron desapercibidas ayer en la invocación religiosa de monseñor Alfonso Delgado al bendecir las obras de Caracoles. “Esta obra también ha tenido, al menos en alguna etapa inicial, situaciones confusas, por decirlo de un modo delicado”, dijo el arzobispo. Y agregó que “esos aspectos oscuros no pueden ser bendecidos por Dios. En todo caso, Dios bendecirá a las personas que han equivocado el rumbo dándoles la luz suficiente para que se abran al arrepentimiento y a la reparación del año causado, daño que casi siempre terminan pagando los más pobres”. Sobre el margen derecho del imponente paredón del dique y cuando el viento frío hacía subir al máximo los cuellos de las camperas, el primero en hablar fue el presidente de la EPSE, Alcoba, quien pidió “invocar la ayuda divina por el esfuerzo realizado por el personal y ponerlo bajo la protección del Altísimo”. Rodeado por funcionarios, diputados provinciales y técnicos que participaron en la construcción del dique, monseñor Delgado dijo “que Dios bendiga a todos los que han trabajado bien, no sólo en su dimensión técnica sino también en su dimensión moral, que es precisamente lo que más nos dignifica y lo que produce un bien perdurable y ejemplar”. Luego, Monseñor procedió a arrojar agua bendita sobre las personas presentes y también se aproximó hasta el borde del paredón para hacer lo propio con las aguas. La comitiva se trasladó después hasta la casa de máquinas, donde ya están las turbinas trabajando alternativamente. Allí, monseñor Delgado repitió la bendición, ahora de las turbinas. Y en la sala de control, el presidente Alcoba procedió a dar una explicación técnica del manejo de todo el sistema de generación por la fuerza de las aguas del río San Juan.
