Son amigos, son siete y las decisiones las toman en conjunto. Ellos son El Kuelgue y hacen música con impredecibles toques de humor en sus espectáculos en vivo. Las cabezas más visibles son el vocalista Julián Kartún y Santiago Martínez (voz, teclado, melódica), que junto a Ignacio Martínez, Nicolás Morone, Pablo Vidal, Juan Martín Mojoli, y Tomas Baillie, se presentarán por primera vez a San Juan mañana, en La Llorona bar (a las 22, $80 las primeras 100 entradas, después $100 en Implosion, Funky y John Foos), donde también tocará Mamá Ordan and The Oukey band.

La banda (que cuenta con dos discos en su haber y un tercero en gestación), tiene una clave, y es pasarla bien sobre el escenario. "Somos un grupo de amigos muchas bandas lo son, pero nosotros también, eso genera un clima de complicidad, disfrutamos y la gente se da cuenta", dice a DIARIO DE CUYO Santiago Martínez, sobre sus compañeros, a quienes conoce desde el Secundario.

Es difícil encontrar un casillero musical para esta banda y ellos mismos consideran que "la palabra fusión es lo más fácil", pero lo que los deja más cómodos es el rótulo de "música rioplatense". Sus influencias musicales "son eternas, desde María Elena Walsh, hasta Almafuerte, todo", explicó el tecladista que enumeró el candombe, el folclore y el funk entre los gustos musicales que comparten.

Martínez antes hacía heavy metal, pero su sueño fue tener una banda que mezclara música y humor, y lo logró, porque justamente esa mixtura distingue a esta formación. "No es una decisión consciente, porque lo que hacemos es música, pero somos todos medio payasos es imposible que no se mezcle, todos hemos consumido mucho Alfredo Casero, mucho Les Luthiers, el absurdo son las inspiraciones", adelanta sobre el producto. "La sorpresa es importante en cada show, el juego y sorprendernos entre nosotros también", dice Martínez.

"Sé que muchos amigos músicos que no consideran la mezcla del humor con la música, como si fuera un espectáculo y no un recital, pero hay otros que lo valoran. Algunos nos ven como pibitos que hacen música, otros nos respetan", consideró el músico

¿Si pesa estar al margen de la industria? "Pesa en lo que respecta a la velocidad de crecimiento económico. Pero no hay ninguna discográfica que nos ponga a sonar cada 15 minutos taladrándole la cabeza a la gente, para que le guste a la fuerza. Al que le gusta, le gusta. Tenemos el de boca en boca, que ahora es el de mp3. La gente que nos escucha fue espontáneamente, es muy genuino. El ser independiente es un orgullo que uno tiene".